Salud everywhere es una iniciativa personal por facilitar a profesionales (actuales y futuros/as) de la cooperación internacional y la acción humanitaria en salud acceso a información esencial sobre estos temas, con un enfoque crítico.
Tabla de contenidos:
¿Quién escribe Salud everywhere?
Mi nombre es Bruno Abarca Tomás. Soy médico, de origen español, y me dedico profesionalmente a la salud pública en acción humanitaria y cooperación para el desarrollo (ver perfil de Linkedin).
Estudié medicina porque quería trabajar en eso de la (por aquel entonces) salud internacional. Compaginé mis estudios con voluntariados y asociaciones varias y tuve la suerte de poder intercalar hacia el final de mi licenciatura un año de estudio en salud global. Dejé a medias mi especialización MIR en salud pública y medicina preventiva para saltar a la cooperación internacional y desde entonces he trabajado en este sector en más de quince países. En la actualidad trabajo en Acción Contra el Hambre, en torno al fortalecimiento de sistemas de salud, la salud sexual y reproductiva y la incidencia política para el acceso a la salud. También soy docente online (professorial lecturer) de salud pública en emergencias humanitarias complejas en la Milken Institute School of Public Health de la George Washington University, en Washington, DC.
Llevo veinte años siendo bloguero (y hasta fotobloguero) con más o menos intensidad. Sin embargo, hoy escribo Salud everywhere con mucha humildad y respeto, porque no soy ni mucho menos la persona que más sabe sobre esto. Hay montones de personas que saben mucho más, que tienen mucha más experiencia y más diversa, y que comunican mejor. Simplemente, me he decidido a lanzar esta página porque cuando empecé me habría encantado encontrar algo así.
Mi nombre es Bruno Abarca Tomás. Soy médico, de origen español, y me dedico profesionalmente a la salud pública en acción humanitaria y cooperación para el desarrollo (ver perfil de Linkedin).

Estudié medicina porque quería trabajar en eso de la (por aquel entonces) salud internacional. Compaginé mis estudios con voluntariados y asociaciones varias y tuve la suerte de poder intercalar hacia el final de mi licenciatura un año de estudio en salud global. Dejé a medias mi especialización MIR en salud pública y medicina preventiva para saltar a la cooperación internacional y desde entonces he trabajado en este sector en más de quince países. En la actualidad trabajo en Acción Contra el Hambre, en torno al fortalecimiento de sistemas de salud, la salud sexual y reproductiva y la incidencia política para el acceso a la salud. También soy docente online (professorial lecturer) de salud pública en emergencias humanitarias complejas en la Milken Institute School of Public Health de la George Washington University, en Washington, DC.
Llevo veinte años siendo bloguero (y hasta fotobloguero) con más o menos intensidad. Sin embargo, hoy escribo Salud everywhere con mucha humildad y respeto, porque no soy ni mucho menos la persona que más sabe sobre esto. Hay montones de personas que saben mucho más, que tienen mucha más experiencia y más diversa, y que comunican mejor. Simplemente, me he decidido a lanzar esta página porque cuando empecé me habría encantado encontrar algo así.
Salud everywhere NO está escrito por una inteligencia artificial
¿A quién se le ocurre ponerse a escribir largas páginas de texto sobre diferentes temas en la era de la inteligencia artificial generativa? A mí. Posiblemente no sea la manera de hacer rentable la generación de contenido, pero tampoco es eso lo que busco. Al escribir Salud Everywhere busco crear algo que pueda ser útil para otros compañeros y compañeras del sector de la salud en cooperación internacional y acción humanitaria, al tiempo que yo aprovecho para aprender y mantenerme actualizado sobre todas estas temáticas.
En cualquier caso, aunque yo escribo personalmente el contenido de todas las páginas de Salud everywhere, sí me apoyo en muchas herramientas informáticas (incluyendo inteligencia artificial generativa) a lo largo del proceso. Lo mejor será que lo detalle, por transparencia, y por si a alguien más le puede resultar de utilidad para su trabajo:
Empleo muchas herramientas para documentarme
Para poder escribir la mayoría de las páginas de Salud everywhere me he documentado de manera extensa antes, como en una revisión bibiográfica al uso. Aunque no empleo referencias detalladas insertadas en el texto como haría en un artículo de una revista científica, sí detallo en la columna de «enlaces externos» todas las fuentes que he consultado y en las que me he apoyado.
Busco esas fuentes, generalmente, a través de Google Scholar y las referencias indicadas en las fuentes más relevantes. Completo también mi búsqueda con plataformas web humanitarias y búsquedas generales en Google. En ocasiones, también empleo ChatGPT o Perplexity (en sus limitadas versiones gratuitas) para pedirles información general de base acerca de algún tema, sugerencias de subtemas de los que debería leer para entender mejor el tema principal del artículo en preparación, o para solicitar directamente una selección de referencias relevantes. Sin embargo, mi experiencia es que las referencias que me proponen rara vez alcanzan la misma relevancia que las que yo puedo encontrar directamente por otras vías.
Hago un uso ocasional de herramientas para identificar áreas de interés de informes largos
Aunque generalmente me leo directamente los artículos de revistas científicas e informes cortos, también empleo herramientas como ChatGPT, Perplexity o NotebookLM para subir informes largos y hacer preguntas sobre su contenido, que me ayuden a encontrar la información relevante con más facilidad. Encuentro que esto suele darme muchos mejores resultados que buscar términos concretos en el PDF o en la consulta del índice.
Una vez identificado de qué manera aborda ese documento el tema por el que pregunto, y en qué secciones, acudo directamente al documento en cuestión para consultar en detalle la sección específica de interés. Espero que un día herramientas como NotebookLM muestren el origen de sus referencias directamente sobre el formato PDF y no sobre el texto, lo que hace muy incómoda la revisión.
Hago un uso ocasional de herramientas para ordenar ideas propias desordenadas
Encuentro muy práctico escribir contenido «desordenado», o sin estructurar correctamente, a una herramienta como ChatGPT, y solicitarle que me ayude a reescribirlo de una forma más coherente y lógica, sin eliminar ni añadir nada. Esto, que puede resultar muy práctico para abordar párrafos específicos, que en ocasiones contienen demasiada información, a modo de listado de ejemplos. También me resulta útil para disponer de un primer borrador del párrafo de introducción, que desarrollo solamente una vez que ya he escrito la página completa. En cualquier caso, nunca copio directamente el borrador propuesto, sino que lo empleo (si me gusta) de base para a continuación reescribir yo mi versión final del texto.
No empleo estas herramientas para resumir los textos. Intento mantener una adecuada legibilidad de los textos largos en pantallas de ordenador y dispositivos móviles asegurando que las secciones o subsecciones tengan menos de 300 palabras, que los párrafos contengan (por lo general) menos de 150 palabras, y que la mayoría de las frases tengan menos de 15 palabras. Sin embargo, esa revisión de estilo la realizo yo mismo, intentando que haya una cierta homogeneidad (cosa difícil) en el estilo de mis diferentes páginas.
Sí hago un uso extensivo de herramientas para traducir lo que escribo
Escribo mi página originalmente en español, y utilizo el plugin TranslatePress para traducirlo también a inglés. Este plugin emplea herramientas de inteligencia artificial propias para hacer las traducciones automáticas, aunque en ocasiones las reemplazo por traducciones realizadas con otras herramientas como ChatGPT, que (a mi parecer) realizan traducciones más fieles de terminología compleja.
Aunque trabajo de forma cotidiana en inglés, no es mi idioma nativo, y puedo cometer errores (más que en español) que prefiero evitar. Sin embargo, sabiendo que las traducciones automáticas no siempre resultan orgánicas o naturales, también las reviso y edito manualmente, en la medida de mi capacidad.
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