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Historia y evolución de la acción humanitaria

Acción humanitaria
Foto: Bruno Abarca

Las crisis humanitarias no han sido siempre iguales. Tampoco lo ha sido la manera de responder a las necesidades de las personas afectadas por ellas ni los objetivos de estas acciones. Conocer la historia de la acción humanitaria y sus principales hitos nos permite comprender los factores que nos han hecho evolucionar los principios y prácticas de nuestras intervenciones, los necesarios avances en la coordinación y profesionalización de un sector en crecimiento continuo desde su origen, y hacia donde se dirige este campo en la respuesta a las nuevas crisis.

Los orígenes de la acción humanitaria

A lo largo de los siglos siempre ha habido desastres naturales y conflictos. También ha habido altruismo, en muy diferentes formas y bajo diferentes justificaciones, incluyendo las filosóficas y religiosas. La caridad, siempre ha tenido un lugar en las enseñanzas del cristianismo o el islam, por ejemplo. Sin embargo, apenas hay registros de ayuda humanitaria más o menos organizada antes del siglo XIX, cuando las comunicaciones empezaron a dar grandes pasos. En esa época imperios como el británico emplearon la asistencia humanitaria a desastres y hambrunas en algunas de sus colonias para mantener el orden social y con ello su poder político.

El siglo XIX: Henry Dunant, Solferino y la Cruz Roja

El punto de inflexión de esta época se produjo en 1859, gracias a la solidaridad de las mujeres de un pueblo italiano y el testimonio de un comerciante suizo. Este comerciante, llamado Henry Dunant, fue testigo durante un viaje de negocios de la batalla de Solferino, que enfrentó a trescientos mil soldados de tropas suizas y austro-húngaras, armados con rifles y bayonetas y colocados en filas a lo largo de una línea de once kilómetros de longitud. 

Tras la batalla, la cercana localidad de Castiglione della Pieve y todo lo que en ella pudiera servir como refugio se había convertido en un improvisado hospital para heridos franceses y austriacos. Miles de soldados que habían sobrevivido a la batalla murieron allí por heridas, infecciones, hambre y sed. Dunant vio cómo la población local se movilizó como pudo para prestar asistencia y ayudó a organizar grupos de mujeres que distribuyeron vendas, comida y agua, lavaron heridas y dieron consuelo a los heridos, con independencia de su bando o nacionalidad. «Todos son hermanos» se convirtió en el lema de esas mujeres que hicieron frente al horror y aliviaron el sufrimiento de tantos de manera espontánea y desinteresada.

Dunant fue consciente de que no solo hacía falta altruismo y voluntad de ayuda sino también colaboración y coordinación y se hizo una pregunta que lo cambiaría todo. «¿No sería posible, en tiempos de paz y tranquilidad, formar sociedades de ayuda con el propósito de brindar cuidado a los heridos en tiempos de guerra por voluntarios entusiastas, dedicados y completamente cualificados?». Esta pregunta le acompañaría toda su vida, desde la fundación de lo que terminaría convirtiéndose en el Comité Internacional de la Cruz Roja en 1863. Este hito de la historia de la acción humanitaria se continuó con una conferencia diplomática en 1864 que sentaría las bases del Derecho Internacional Humanitario. Dunant recibió del premio Nóbel de la Paz en 1901, nueve años antes de morir.

La primera mitad del siglo XX: asistencia humanitaria en la Primera y la Segunda Guerra Mundial

El recién creado Comité Internacional de la Cruz Roja asistió a miles de personas durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), repatriando heridos, reunificando familias separadas por el conflicto y vigilando por el cumplimiento de las Convenciones de Ginebra. En ese mismo periodo los Estados Unidos proporcionaron asistencia humanitaria a Europa para hacer frente a las hambrunas que la asolaban. 

Tras la guerra se estableció la Liga de las Naciones (que daría lugar a numerosas organizaciones y acuerdos para la protección a las poblaciones afectadas por los conflictos), se crearon Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en numerosos países, se nombró (en 1921) el primer Alto Comisionado para los Refugiados y se creó la primera organización no gubernamental dedicada a la asistencia humanitaria a población civil (Save the Children), a la que seguirían otras muchas, como Plan International (durante la Guerra Civil Española).

El incipiente y recién creado sistema humanitario, sin embargo, no estaba aún preparado para lo que vendría en los años siguientes. Aunque durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) aparecieron nuevas organizaciones (como IRC, Norwegian Refugee Council, Oxfam o CARE) para prestar asistencia a las poblaciones afectadas, la escala de este conflicto supuso un desafío para todas ellas. La magnitud de la guerra excedió la capacidad de respuesta y coordinación de los esfuerzos humanitarios, que no podían superar las restricciones impuestas por los estados beligerantes. 

El principio humanitario de neutralidad se puso a prueba ante los terribles crímenes de guerra. En este contexto, el ICRC no solo carecía del mandato para proteger a las personas enviadas a los campos de concentración nazi, sino que además no condenó las atrocidades del holocausto (manteniendo así la posibilidad de ofrecer una cierta asistencia humanitaria a los prisioneros de guerra), al mismo tiempo que la Sociedad Alemana de la Cruz Roja servía al régimen totalitarista nazi. Todo esto evidenció la fragilidad del sistema humanitario, que aún no estaba bien desarrollado.

Tras la Segunda Guerra Mundial: Un mundo unido... y enfriado

El gran desarrollo de la cooperación internacional se produciría tras la Segunda Guerra Mundial, con la creación de las Naciones Unidas, la fundación de nuevas ONGs, y el desarrollo del derecho internacional humanitario, consolidando así el sistema humanitario que hoy conocemos. Además, numerosos hitos clave en este periodo fueron dando forma al sector. 

El impulso global de las Naciones Unidas y las ONGs internacionales

Tras la primera Asamblea General de las Naciones Unidas en 1946 y la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, empezaron a crearse algunas de las agencias que conocemos hoy. UNICEF fue creada ese mismo año de 1946 para inicialmente ofrecer asistencia alimentaria a los niños de Europa. La OMS comenzó a existir en 1948. ACNUR fue creada en 1950 (a partir de la International Refugee Organization, que a su vez nació de la Relief and Rehabilitation Administration) para proteger a las personas refugiadas y desplazadas. Una iniciativa de los Estados Unidos para ayuda alimentaria en 1961 terminó derivando en la creación del Programa Mundial de Alimentos en 1961. El sistema de las Naciones Unidas continuó creciendo y evolucionando en los años siguientes.

En este mismo periodo emergieron nuevas organizaciones humanitarias no gubernamentales, como World Vision (en 1950, para responder a las necesidades humanitarias de la guerra de Corea), Caritas (en 1951, agrupando un gran número de organizaciones católicas ya existentes), Danish Refugee Council (en 1956, cuando un grupo de refugiados húngaros llegó a Dinamarca), Concern Worldwide (en 1967, durante la guerra de Biafra), Médicos sin Fronteras (1971, también en Biafra), Mercy Corps (1979, tras el genocidio de Camboya), Acción Contra el Hambre (1979, para la respuesta a la crisis humanitaria de Afganistán), International Medical Corps (1984, también en Afganistán), junto a otras muchas. Todas estas organizaciones jugaron importantes papeles en la respuesta a las crisis humanitarias de esa época, con enormes aciertos y errores, cuyo análisis fue ayudando a profesionalizar la acción humanitaria y mejorarla.

Un avance frenado por la Guerra Fría

Aunque este periodo fue testigo de la publicación de los principios humanitarios del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en 1965, su implementación estaba muy comprometida por el contexto geopolítico de la Guerra Fría. El enfrentamiento de los bloques occidentales y soviéticos y los intereses políticos o militares de las superpotencias restringían los países a los que se asistía con acción humanitaria y las organizaciones -altamente sometidas a presiones políticas- a las que se les permitía intervenir.

En la guerra de Biafra que comenzó en 1967, ONGs independientes demostraron la capacidad de intervenir con asistencia humanitaria directa en zonas controladas por grupos rebeldes, superando así las limitaciones del ICRC (que cesó sus operaciones al no poder hacerlas con neutralidad) y de las Naciones Unidas (que no intervino por motivos políticos).

Aunque en las décadas siguientes se producirían importantes avances, como el estudio en los 70 de las causas de las hambrunas en lugares como Camboya y los países del Sahel africano, o el desarrollo inicial de sistemas de alerta temprana para responder de manera rápida y adecuada a las crisis, o los avances en los 80 de estrategias de comunicación y movilización de fondos, sería el fin de la Guerra Fría en 1991 la que terminaría de marcar la evolución de los cambios en los contextos y la respuesta humanitaria. 

El fin de la Guerra Fría y la transformación de la acción humanitaria

En los 90 la se produjo un enorme cambio en la naturaleza de los conflictos y las dinámicas de los contextos humanitarios, como resultado de la disolución de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría en 1991, así como una importante transformación en la acción humanitaria.

Se transforma la naturaleza de los conflictos y las emergencias humanitarias...

Por un lado, los nuevos conflictos, muchos de ellos civiles, tenían ahora mucho mayor impacto en las poblaciones civiles y la estabilidad política de los países afectados. En crisis humanitarias como las de Etiopía, Yugoslavia, Somalia o Ruanda se superponían desastres naturales con causas políticas, violencia, desplazamientos forzosos, brotes epidémicos y hambre que afectaban de manera desproporcionada a la población civil, con un nivel de complejidad que requería intervenciones humanitarias profesionales, de calidad y a escala.

La crisis humanitaria de Ruanda y sus países vecinos en la región africana de los grandes lagos es posiblemente la tragedia que más ha influido en las posteriores reformas del sistema humanitario. En 1994, en tan solo unos meses, el genocidio y la guerra civil produjeron la muerte de más de 500.000 personas y el desplazamiento forzoso de más de 3 millones de personas dentro de Ruanda, a Zaire y a Tanzania, donde aproximadamente otras 80.000 personas murieron víctimas del cólera y la disentería. El desastre puso de manifiesto el fracaso político, diplomático y militar de la comunidad internacional, y las debilidades de una respuesta humanitaria en la que intervinieron más de 200 actores.

...y se transforma la acción humanitaria

La década de los años 90 también fue el momento en que la ayuda humanitaria consiguió desligarse (al menos en parte) de la lucha ideológica de las superpotencias y de su influencia en las crisis y el sistema humanitario.

Esto resultó en una expansión y profesionalización de los actores humanitarios y sus mecanismos de coordinación, un aumento en las intervenciones humanitarias en zonas de conflicto y (las recién acuñadas) emergencias humanitarias complejas, la integración de una visión de derechos humanos que iba más allá de la mera asistencia inmediata, la vinculación de la acción en emergencias con programas de recuperación post-crisis y desarrollo, y una reafirmación de los principios humanitarios que finalmente favoreció su aplicación. De hecho, no fue hasta 1991 que las Naciones Unidas por fin reconocieron los principios de humanidad, imparcialidad y neutralidad (el de independencia de poderes políticos no sería reconocido hasta más adelante, en 2004).

Todo esto permitió que el final del siglo XX fuera, además, testigo de otros importantes cambios de fondo en la acción humanitaria, como resultado del impulso de más y más actores y del compromiso por la autocrítica, el aprendizaje y la mejora.

En 1991 se creó un nuevo marco de coordinación humanitaria con la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en 1992 se estableció el Inter-Agency Standing Committee, en 1994 se publicó una importante Evaluación Conjunta de la Asistencia de Emergencia a Ruanda y el Código de Conducta del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja y de las ONG en materia de socorro en casos de desastre, y en 1997 se creó la Red de Aprendizaje Activo para el Desempeño y la Rendición de Cuentas de la Acción Humanitaria (ALNAP, por las siglas en inglés de Active Learning Network for Accountability and Performance in humanitarian action), el proyecto Sphere para la mejora de la calidad de la acción humanitaria, y su Carta Humanitaria.

La acción humanitaria en el siglo XXI

Reforma del sistema humanitario y grandes crisis humanitarias

Con el cambio de siglo, los hitos en acción humanitaria se han seguido sucediendo, con el lanzamiento en 2003 del Humanitarian Accountability Partnership -origen de la norma humanitaria esencial actual-, las crisis de Afganistán, Irak, el tsunami del Océano Índico y Darfur (Sudán), con nuevos desafíos para los principios humanitarios, y una reforma humanitaria en 2005 para la mejora de la financiación, coordinación y capacidad de respuesta de los actores humanitarios que resultó en la implementación del enfoque de clusters humanitarios y la creación del Central Emergency Response Fund, entre otras cosas.

Los siguientes años fueron testigos del terremoto de Haití de 2010 (y el subsiguiente brote de cólera que causó 10.000 muertes), el brote de ébola de África del Oeste de 2013-2016, el inicio de otras enormes crisis humanitarias como las de Siria, Sudán del Sur, Yemen, los refugiados Rohingyas en Bangladesh, Ucrania, Sudán y Gaza -entre otras muchas-, una nueva iniciativa de reforma humanitaria con origen en la gran Cumbre Humanitaria Mundial de 2016, la consolidación de las transferencias monetarias como modalidad de intervención y la pandemia de COVID-19 en 2020.

Muchas cosas han cambiado desde Solferino...

Ya no se producen guerras entre batallones de soldados luchando a campo abierto como en Solferino. Mientras que antes el 90% de las muertes en un conflicto eran militares, hoy se estima que el 90% se producen en población civil.

No solo ha cambiado la naturaleza de los conflictos, sino que la importancia del cambio climático, la reducción del riesgo de desastres, la gestión de la seguridad, la salud mental, el potencial de las herramientas digitales, la igualdad de género o el nexo entre acción humanitaria, paz y desarrollo han pasado a un primer plano, cambiando como se aborda la complejidad de las crisis.

La cantidad de fondos destinados a la acción humanitaria per cápita ha aumentado más de un 15% anual desde 1995, multiplicándose por dos cada década desde 1990, y ocupando una proporción cada vez mayor de la Ayuda Oficial al Desarrollo. A pesar de todo, siguen siendo insuficientes para responder a las necesidades humanitarias, que han aumentado aún más rápido, tanto en impacto como en duración, con crisis que se prolongan en el tiempo mucho más que antes.

Por todo ello, el sistema humanitario continúa evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos, superando desafíos y renovándose para ser más efectivo, eficiente y transparente.

2025: ¿El desmantelamiento de USAID?

Al inicio de 2025, la nueva administración de Estados Unidos pausó temporalmente todos los proyectos financiados por USAID (responsable de en torno al 40% de la financiación humanitaria pública global). Esta primera medida fue aparentemente amortiguada por exenciones para proyectos clave de respuesta en emergencias humanitarias. Sin embargo, tan solo días más tarde, la nueva administración continuó dando órdenes para finalizar la mayoría de los proyectos financiados por esta agencia, así como para suspender de manera temporal o definitiva los contratos de la mayoría de su personal.

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