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Estrategias de seguridad en acción humanitaria

Seguridad en acción humanitaria
Foto: Bruno Abarca

Ofrecer asistencia humanitaria a personas afectadas por conflictos y crisis humanitarias es peligroso. Cada año mueren más de 150 trabajadores y trabajadoras humanitarias víctimas de ataques violentos de grupos armados. Otros/as 130 son víctimas de secuestros. El problema, lejos de resolverse, empeora año tras año, restringiendo cada vez más el espacio humanitario. ¿Es posible ofrecer asistencia humanitaria bajo estas condiciones? ¿Es posible aumentar la protección de los y las profesionales humanitarios?

Para afrontar estos riesgos, las organizaciones humanitarias definen estrategias de seguridad adaptadas a su mandato, capacidad y vulnerabilidades. Para hacerlo, realizan un análisis de contexto y mapeo de actores, un adecuado diagnóstico de riesgos y un continuo monitoreo y vigilancia de la situación, los incidentes y las alertas. Una vez decidido el enfoque deseado, o los elementos que se quieren incluir de cada tipo de estrategia, es necesario reflejarlo en un plan de seguridad, con procedimientos claros, formación al personal y seguimiento de su aplicación.

La estrategia de aceptación es el enfoque más habitual

La mayoría de organizaciones de cooperación internacional optan por priorizar una estrategia de aceptación. Este enfoque se basa en tratar de conseguir, de manera proactiva, la aprobación y la cooperación de las comunidades locales donde trabajan y sus autoridades. La aceptación requiere un compromiso a largo plazo y puede ser realmente eficaz, cuando las personas afectadas por una crisis reconocen y valoran el trabajo de una organización humanitaria y contribuyen a protegerla, compartiendo información sobre posibles riesgos y ayudando a crear un entorno seguro.

Para que esta estrategia tenga éxito, hay que garantizar que todo el personal se comporte adecuadamente y sea percibido de manera positiva. La organización, como institución, también tiene que generar confianza, mostrando con transparencia qué principios y valores sigue, qué hace y cómo lo hace, y siendo proactiva en recoger quejas de las personas asistidas y darles seguimiento para resolverlas. Es clave demostrar neutralidad e imparcialidad ante las autoridades locales y grupos armados, ofrecer vías de participación en las acciones a la comunidad, o asegurarse de que nuestros proyectos responden a necesidades prioritarias para la población.

Sin embargo, una estrategia basada exclusivamente en la aceptación no siempre basta para la seguridad en acción humanitaria. Por ejemplo, cuando una organización llega por primera vez a un contexto humanitario puede resultar completamente desconocida para la población local. Además, es difícil generar confianza y cercanía si hay mucha rotación del personal (algo muy frecuente en la respuesta a emergencias), si  la población asistida está en movimiento y cambia continuamente, o si hay una gran cantidad de actores humanitarios que la población local no consigue diferenciar. En contextos de conflicto armado abierto o muy alto riesgo, la aceptación simplemente no suele ser suficiente. En esos casos, las organizaciones humanitarias adoptan otras estrategias, total o parcialmente: protección y disuasión.

La estrategia de protección ayuda a reducir la vulnerabilidad

La estrategia de protección trata de reducir la vulnerabilidad de la organización, e incluye muchas posibles medidas. Estas medidas de protección pueden ser complementarias, hasta cierto punto, con una estrategia de aceptación, pero si se implementan sin cuidado, pueden suponer una barrera para la cercanía o la colaboración con la comunidad. Por ejemplo, prohibir el acceso a vehículos a personas ajenas puede ser muy lógica en la mayoría de contextos, pero si la negativa a transportar a una persona enferma de una comunidad se percibe como discriminación, puede generar rechazo e incluso una respuesta violenta y poner en peligro al equipo.

Recursos: equipamiento y personal

Algunas medidas de protección están relacionada con equipamiento: alambradas, iluminación nocturna, alarmas, muros, equipos de comunicaciones adaptados al terreno (por ejemplo, teléfonos satelitales cuando la red normal no es fiable en todo el territorio), generadores de electricidad si hay frecuentes cortes del suministro eléctrico, vehículos 4×4 bien adaptados para su uso fuera de carreteras asfaltadas, o equipamiento de cuartos seguros para todo el personal en caso de hibernación con suministros de emergencia (botiquines, linternas, teléfonos, mantas, alimentos no perecederos de fácil consumo, etc.).

El empleo de vigilantes (no armados) también es una medida de protección habitual. No se espera que sean personas que arriesguen su vida en caso de ataques, sino que sepan aplicar procedimientos clave de seguridad, notificar incidentes, y que sirvan de punto de contacto con la comunidad más cercana a las instalaciones.

Mecanismos: procedimientos y coordinación para la gestión de información

Otras medidas de protección están más relacionadas con procedimientos: adecuada gestión de recursos humanos (en ocasiones, el descontento del personal es causa de filtraciones de información y otros incidentes de seguridad), adecuados procedimientos del manejo del dinero y pagos, adecuados sistemas de gestión de la flota de vehículos, formaciones obligatorias a todo el personal en materia de seguridad, normas de toques de queda y limitaciones de movimientos de estricto cumplimiento, protocolos de comunicaciones en los desplazamientos, procedimientos de cadena de llamadas para informar de alertas e incidentes, prohibición de la entrada de personas ajenas a la organización a oficinas y vehículos sin revisión previa, procedimientos de evacuación, procedimientos de hibernación, uso de transporte aéreo si hay importante riesgo de violencia en carretera, etc.

También hay importantes medidas de protección relacionadas con la coordinación con otros actores. Estas incluyen la participación en foros y mecanismos de coordinación humanitaria (donde se comparte información sobre riesgos de seguridad), notificación de incidentes, movimientos de múltiples organizaciones en convoys, etc. Adenás, los marcos de colaboración (como Saving Lives Together) son útiles para la seguridad entre ONGs internacionales y agencias de Naciones Unidas. Finalmente, existen ONGs como INSO (International NGO Safety Organization) que ofrecen información sobre seguridad, formación, alertas y análisis y consejo experto.

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La estrategia de disuasión suele ser el último recurso

Finalmente, y como último recurso para la seguridad en acción humanitaria, las organizaciones pueden decidir adoptar una estrategia de disuasión. Este tipo de enfoque controla las amenazas externas con una contra-amenaza, como la retirada de la zona de intervención si resulta insegura o si hay amenazas, el uso de la presión diplomática, o el empleo de guardias y escoltas armadas.

Estas medidas no son viables para cualquier organización (por ejemplo ONGs pequeñas), pueden añadir riesgos (por ejemplo de tiroteos) y, en cualquier caso, suponen una importante barrera para lograr aceptación por parte de la comunidad.

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