Participación comunitaria
- Página actualizada el18 de abril de 2025

La participación comunitaria es una asignatura que el sistema humanitario lleva suspendiendo año tras año desde el inicio de los tiempos, por falta de voluntad política de unos y otros, a pesar de esfuerzos puntuales bienintencionados.
Tabla de contenidos:
Una revolución venida a menos: la participación como herramienta
La participación como influencia en decisiones ¿cuando no hay prisa?
La norma humanitaria esencial destaca la importancia de la participación comunitaria. En efecto, se establece que las personas y comunidades afectadas por las emergencias humanitarias deben poder influir sobre las decisiones sobre la asistencia humanitaria que reciben y ser parte activa de la respuesta humanitaria. Sin embargo, también es lógico entender que el nivel de participación comunitaria en una respuesta humanitaria de emergencia no puede ser igual que en programas de desarrollo. Las intervenciones a largo plazo permiten un mayor alcance y una ambición transformadora que en crisis agudas es impensable.
La participación como diálogo
El Grand Bargain se inició con un altísimo nivel de expectativa en torno a una «revolución de la participación», que poco a poco fue bajando. En este pacto se pone, al menos de forma declarativa, a las personas afectadas por una emergencia humanitaria en el centro de la toma de decisiones humanitarias. Es más, se habla hasta de involucrarles activamente en todo el proceso de toma de decisiones. Para ello, se plantea que debe haber un diálogo continuo con individuos, actores locales y comunidades vulnerables a través de los canales que prefieran y con los que se sientan más seguros. Ese diálogo tiene varios fines:
- Ofrecer información clave a las personas afectadas acerca de riesgos, amenazas, servicios de protección y asistencia humanitaria disponible, y cómo acceder a ella. Esto tiene el fin de que las personas puedan tomar decisiones informadas para su seguridad y supervivencia.
- Conocer sus visiones y perspectivas sobre el desempeño, relevancia y calidad de la respuesta humanitaria.
- Conocer las prácticas y capacidades locales, además de las estrategias usadas para afrontar la crisis.
- Finalmente, asegurar que, como resultado de este diálogo, se tomen acciones para mejorar y adaptar la respuesta a las necesidades locales, e informar de ello a las personas afectadas.
La participación, como un proceso más a aplicar
En estos años y con esta manera de entender la participación comunitaria en mente, se han desarrollado muchas herramientas. Estas incluyen repositorios de ejemplos de buenas prácticas, un set de indicadores, orientaciones más específicas para los Coordinadores y Coordinadoras Humanitarios, herramientas para integrar las percepciones y opiniones de las personas afectadas en análisis de necesidades y planes de respuesta humanitaria, o métodos de auditoría de la norma humanitaria esencial para organizaciones, entre otras muchas cosas.
Sin embargo, ni las grandes declaraciones han conseguido transformar la realidad, ni las herramientas lo son todo.
Avances en información y rendición de cuentas a las comunidades
Se ha mejorado la obtención de información de los individuos y comunidades afectadas por una emergencia. Esta información sobre su percepción del contexto y la calidad o adecuación de la respuesta es fundamental. Es más, también se ha mejorado en la comunicación de información de las organizaciones a la población.
En este sentido, se han producido también importantes mejoras en la rendición de cuentas a las poblaciones afectadas (Accountability to Affected People o AAP). Hace apenas unos años aún no se recogían sistemáticamente comentarios ni quejas de las personas afectadas, y hoy ya es norma.
Sin embargo, de nuevo, estos cambios no han supuesto un cambio en las relaciones entre las organizaciones que responden y las poblaciones que son asistidas.
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La revolución en la participación comunitaria sigue estando pendiente
No hemos pasado de un acuerdo de mínimos
Lo que el Grand Bargain ha promovido no es un enfoque transformador. Por el contrario, ha sido un acuerdo de mínimos, imperfecto a propósito para poder ser realista en su aplicación hasta en los contextos humanitarios más complejos. Los actores humanitarios tradicionales continúan teniendo el poder de recoger la información, filtrarla, analizarla, interpretarla, y con ello decidir qué asistencia humanitaria se ofrece y cómo se ofrece. En el fondo las dinámicas de poder en la toma de decisiones no han cambiado.
La realidad es que las organizaciones siguen teniendo miedo a lo que la población afectada pueda decir, pedir y, sobre todo, decidir. Además, no hay demasiado más incentivo más allá de hacer consultas en los términos marcados por estas mismas organizaciones. Es más, los resultados de las consultas a menudo no van a ninguna parte. Si las respuestas a una encuesta una dicen que la asistencia humanitaria no está cubriendo sus principales necesidades, o que sienten que no pueden influenciar cómo esta se ofrece ¿Qué hacemos? Lo lógico es dejar de hacer encuestas y empezar a abrir diálogos y mecanismos participativos para evaluar, rediseñar y replanificar. Sin embargo, en ocasiones parece que el objetivo de hacer la encuesta era, precisamente, tener una encuesta hecha.
Hay quien propone transformar el ciclo de proyecto, para dar cabida a la participación
Existen diferentes visiones del tema. Por un lado, hay quien piensa que la revolución nunca fue posible ni realista, dado que los tiempos que se manejan en la acción humanitaria no son suficientes para una verdadera participación. Por otro lado, cada vez son más las voces que precisamente piden un cambio en esos tiempos, aumentando la duración del ciclo de programa humanitario (entre otras cosas), para poder facilitar más financiación multianual y flexible y la inclusión de actores locales y nacionales en los procesos, para que los planes de respuesta integren mejor el nexo entre paz, desarrollo y acción humanitaria , y, por supuesto, para que se pueda replantear la revolución de la participación que nunca llegó a ser.
Reformas y cambios al sistema
Enlaces externos
- IASC. Strengthening accountability to affected people.
- ALNAP, 2023. Putting people at the centre: accountability to affected populations.
- Ground Truth Solutions, OCHA, 2022. Listening is not enough: People demand transformational change in humanitarian assistance.
- ODI, 2021. The Grand Bargain at five years: an independent review.
- Grand Bargain, 2017. Agreed, practical definition of the meaning of «participation».
- Asgary & Waldman, 2017. The elephant in the room: toward a more ethical approach with accountability toward intended beneficiaries in humanitarian aid.