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Localización: poder para actores locales

Localización
Foto: Bruno Abarca

Históricamente el sistema humanitario ha excluido y relegado al margen a los actores locales, que ocupan pocas posiciones de liderazgo y toma de decisión y reciben solo una pequeña fracción de la financiación humanitaria. Es necesario un cambio, que algunos llaman localización.

Desigualdad y desconfianza entre actores internacionales y locales

Muchos actores humanitarios internacionales tienen poca confianza en las organizaciones locales. Está muy arraigada la percepción de que tienen poca capacidad operativa y de gestión, poca calidad en sus intervenciones, poca transparencia y mucha corrupción. Por corrupción, en este caso, nos referimos a desvíos de fondos, sesgos en la selección de beneficiarios, favoritismos hacia empresas, vinculación a intereses políticos, o procedimientos internos más propios de una pequeña empresa familiar hereditaria. Como resultado, en ocasiones se considera que hay más riesgos que ventajas en dar poder a estos actores locales. 

Sin embargo, la acción humanitaria liderada por actores locales y nacionales bien arraigados y aceptados en las comunidades puede ser más efectiva. Estos actores pueden responder con más rapidez y coste-efectividad y menos intermediarios, contribuir a objetivos de desarrollo pasada la emergencia, y rendir cuentas directamente a la comunidad. 

En cuanto a la corrupción, es evidente que hace falta más control y vigilancia, pero para todos los actores. Los mismos ejemplos de corrupción que se conocen en actores locales existen, aunque a veces con otra forma, en los actores internacionales. Por desgracia, los ejemplos de esto son numerosos. Más allá de los prejuicios, lo que las evidencias muestran es que el problema no es exclusivo de un tipo de organización. 

Las debilidades de las organizaciones locales son, además, y al menos en parte, el resultado de un sistema humanitario y unos mecanismos de financiación que las relegan a un segundo plano. Resulta imposible para muchas organizaciones contratar (y no digamos retener) personal experimentado, cuando los salarios que ofrecen no pueden competir con los que ofrecen organizaciones internacionales. Establecer mejores mecanismos de gestión, auditoría interna o rendición de cuentas también requiere tener una fuerte estructura organizacional. Sin embargo, esto resulta imposible de sostener si la cadena de intermediarios apenas financia los costes indirectos necesarios para ello. 

La localización es una propuesta con múltiples interpretaciones

De manera bastante paradójica, en la World Humanitarian Summit de 2016 los actores locales no tuvieron representación. En su inicio, el Grand Bargain fue un acuerdo entre actores humanitarios internacionales que, entre otras muchas intenciones, tenían la de invitar a la mesa a los actores locales. Sin embargo, no sabían muy bien qué eran ni para qué les invitaban.

En ese momento empezó a resonar una palabra -localización-, pero apenas tenía un alcance claro. Es más, aún no hay una única manera de entenderla. Hay quien se conforma con conseguir una mayor participación de actores locales en el ciclo del programa.  Por otra parte, otros/as insisten en la importancia de dar «apoyo» y más y mejor financiación a las organizaciones locales. Es más, incluso hay quien indica que las organizaciones locales deberían ser quienes lideren la respuesta humanitaria en su país. Algunas personas hasta sugieren que sean las organizaciones locales quienes controlen el sistema humanitario.

Para entendernos, propongo que nos quedemos con la manera de entender estos términos de NEAR (Network for Empowered Aid Response), un movimiento de organizaciones de la sociedad civil del Sur Global. NEAR define la localización como un proceso de cambio en la forma de activar, diseñar, financiar y prestar apoyo y solidaridad. NEAR ve la localización como una solución para garantizar que las comunidades locales y los sistemas de respuesta local que las apoyan dispongan de los recursos y la capacidad necesarios para hacer frente a los retos que les afectan.

¿Cómo garantizar que los actores locales dispongan de más recursos?

El primer gran objetivo marcado por la comunidad humanitaria para avanzar en localización fue el de aumentar hasta un 25% la financiación a actores locales y nacionales «lo más directamente posible». Sin embargo, este objetivo, a día de hoy, no se ha logrado. La mayoría de los donantes aún encuentran importantes barreras políticas, legales y administrativas para alcanzar el compromiso marcado. Es más, a día de hoy, se ha rebajado el compromiso a que el 25% de la financiación llegue a los actores locales directamente o por medio de un solo intermediario, a medirlo y a reportarlo.

No se han producido cambios significativos en el porcentaje de financiación directa que va a actores locales y nacionales. Este porcentaje aún es menor del 3%. Por ahora, las tímidas mejoras en torno a este compromiso se han producido con el empleo de Fondos Conjuntos Basados en un País (Country-Based Pooled Funds o CBPF). Este nuevo mecanismo de financiación humanitaria de OCHA sí ha alcanzado el 30% para ONGs locales y nacionales. Sin embargo, solo representa una pequeña fracción del total de financiación humanitaria.

Otro aspecto clave en la financiación de organizaciones locales y nacionales a través de intermediarios internacionales reside en los costes indirectos (overheads). Muchas organizaciones internacionales, que sí reciben overheads de los donantes internacionales, no ofrecen overheads equivalentes a sus contrapartes nacionales o locales. En otros casos los ofrecen, pero no tienen una política interna para garantizarlo en todos los casos. En este sentido, la IASC es clara en sus recomendaciones: las organizaciones internacionales deben financiar costes indirectos a sus socios y contrapartes locales, bien presupuestándolos en los proyectos (y en ocasiones insistiendo sobre ello a los donantes) o compartiendo los suyos propios.

¿Cómo ayudar a aumentar la capacidad operativa de los actores locales?

Es necesario un nuevo modelo de colaboración...

El primer paso para que las organizaciones locales puedan desarrollar plenamente su potencial y capacidades es lograr que cuenten con el compromiso de las organizaciones internacionales. Para ello, estas deben apostar por un cambio en las dinámicas de colaboración, un reconocimiento de sus capacidades y necesidades reales, y una apertura a que tengan mayor representación.

Es preciso construir un nuevo modelo de alianza y colaboración entre organizaciones internacionales y locales, con nuevos roles. Para empezar, se ha propuesto que la modalidad preferible de intervención humanitaria de los actores internacionales sea a través de acuerdos equitativos con socios implementadores locales y nacionales. Se busca que los actores internacionales filtren riesgos para los donantes y den apoyo a los actores locales y nacionales, para intentar que éstos reciban la mayor proporción posible de fondos y cuando antes. Se busca también que los actores locales y nacionales no sean meras subcontratas, sino que tengan poder de toma de decisiones y recursos propios suficientes.

...y una nueva manera de abordar el fortalecimiento de capacidades y la representación

En cuanto al fortalecimiento de capacidades, hay que hacer importantes matizaciones. 

Por una parte, ya existe apoyo formativo, pero este a menudo se centra en los aspectos que el actor internacional necesita del local, para que este pueda hacer el trabajo que se le pide. Por ejemplo, un actor internacional puede tener interés en formar a un actor local en el empleo de sus propias metodologías o enfoques. Sin embargo, tal vez el actor nacional ya tiene una metodología válida y una necesidad prioritaria de apoyo en procedimientos y políticas de gestión de costes indirectos, por ejemplo. 

Por otra parte, es falso e injusto considerar que son los actores internacionales quienes deben formar a los locales, ya que estos estos pueden tener más capacidades que los primeros en ciertas áreas. Es preciso reconocer, valorar y aprovechar las capacidades y conocimientos que tienen muchos actores locales y plantear el fortalecimiento de las capacidades desde la complementariedad, equidad, bidireccionalidad y priorización de las necesidades manifestadas por ellos.

Finalmente, la localización pasa también por medidas y recomendaciones para aumentar la representación y liderazgo de actores locales y nacionales en mecanismos nacionales y globales de coordinación de la acción humanitaria.

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