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Coordinación humanitaria

Coordinación humanitaria
Foto: Bruno Abarca

Con toda la variedad existente de actores y la complejidad de los contextos humanitarios, es necesario que exista una manera predefinida de trabajar de manera coordinada, que todos los actores respeten. De no ser así, el riesgo de duplicación de esfuerzos e ineficiencia es altísimo. La cuestión es que no vale cualquier sistema. Debe ser uno en el que todos los actores se sientan incluidos y al que sientan que pertenecen. También debe ser uno que permita que diferentes actores de diferentes niveles, no solo se comuniquen entre sí, sino que se puedan alinear y colaborar entre sí para un objetivo común.

El marco global de coordinación de la acción humanitaria

OCHA, el Emergency Relief Coordinator, y el Inter-Agency Standing Committee

El marco actual de coordinación de la asistencia humanitaria se estableció en 1991. Ese año, la resolución 46/182 de las Naciones Unidas determinó que cada estado tenía la responsabilidad de ocuparse de las víctimas de emergencias y desastres en su territorio, incluyendo la iniciación, organización, coordinación y prestación de asistencia humanitaria. Sin embargo, también determinó que, cuando las necesidades de asistencia superan la capacidad los estados, estos pueden pedir y deben facilitar la cooperación internacional exterior, que actuará con consentimiento de las autoridades nacionales. La asistencia internacional debe prestarse bajo la coordinación, cooperación y liderazgo de las Naciones Unidas.

Existe una figura clave en las Naciones Unidas, designada por el mismísimo Secretario/a General. Se trata del Coordinador/a de Actividades de Socorro en Casos de Emergencia (Emergency Relief Coordinator o ERC). Responde ante la Asamblea General. Debe atender las solicitudes de asistencia humanitaria, tener una visión global de todas las emergencias, facilitar el acceso humanitario a las organizaciones, administrar un fondo de emergencia, liderar la coordinación y movilización de la asistencia humanitaria, y promover la transición a la recuperación post-emergencia. Tiene, a su servicio, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de las Naciones Unidas.

El Emergency Relief Coordinator, preside además el Comité Permanente entre Organismos (Inter-Agency Standing Committee o IASC). Es la principal plataforma global de coordinación humanitaria de las Naciones Unidas. En ella participan todas las agencias operacionales de las Naciones Unidas (FAO, IOM, OHCHR, OCHA, UNDP, UNICEF, UNHCR, UN-HABITAT, UNFPA, UN Women, WFP y WHO). Además, hay una invitación permanente para IFRC, ICRC, el Banco Mundial y el Relator/a Especial sobre los Derechos Humanos de los Desplazados Internos. Las ONGs también están representadas en el IASC, a través de tres alianzas: InterAction, ICVA (International Council of Voluntary Agencies) y SCRH (Steering Committee for Humanitarian Response).

Los clusters humanitarios

A lo largo de los años 90 y principios del siglo XXI, una serie de crisis humanitarias demostraron la necesidad de un sistema aún más estructurado para las operaciones humanitarias. Cuando las crisis humanitarias eran grandes, el sistema humanitario resultaba ineficiente, con duplicaciones de algunos esfuerzos y simultáneas brechas en la respuesta. En 2005 Jan Egeland, el Emergency Relief Coordinator, encargó una evaluación independiente. Una de las principales conclusiones de esta evaluación fue proponer el actual enfoque de clusters

Un cluster es un grupo de agencias y organizaciones humanitarias especializadas en un sector específico de la respuesta humanitaria. Existen once clusters. Seis de ellos cubren áreas técnicas clásicas: Agua, saneamiento e higiene, refugio (o shelter), nutrición, salud, seguridad alimentaria y educación. Otros dos cubren áreas relacionadas con la provisión de servicios: logística y telecomunicaciones de emergencia. Otros tres más cubren temas transversales: coordinación y gestión de campos de personas desplazadas, recuperación temprana, y protección. Cada cluster tiene una agencia líder. Sin embargo, estos clusters humanitarios, a nivel global, no hacen implementación directa de acciones. Por el contrario, su rol es el de coordinación y liderazgo, para aumentar la capacidad técnica de preparación y respuesta ante emergencias humanitarias en su área técnica. También ofrecen apoyo operativo a los clusters nacionales.

Clusters

Arquitectura de la coordinación humanitaria a nivel nacional

La arquitectura de la coordinación humanitaria global tiene su reflejo en las crisis humanitarias nacionales y regionales.

El Humanitarian Coordinator, y el Humanitarian Country Team

De manera similar al modelo global, cuando en un país se produce una emergencia humanitaria que lo requiere, el ERC designa un/a Coordinador Humanitario/a (Humanitarian Coordinator o HC). En ocasiones, o hasta que se designa un HC, este rol es asumido por el/la Coordinador/a Residente de las Naciones Unidas en ese país. La figura de Humanitarian Coordinator cuenta con el apoyo del Emergency Relief Coordinator y OCHA, y es responsable de liderar y coordinar la acción de las organizaciones humanitarias en el país, para que se base en los principios humanitarios, llegue a tiempo, sea efectiva y eficiente, y contribuya a la recuperación a largo plazo.

Al inicio de una crisis humanitaria, y de manera similar al rol global del IASC, en el país o región afectado se establece un Equipo Humanitario País (Humanitarian Country Team o HCT). Este equipo está presidido por el/la Humanitarian Coordinator y es el responsable de determinar el resto de estructuras de coordinación humanitaria. El Humanitarian Country Team incluye representación de las autoridades nacionales (gobierno) y de las ONGs, además de los/las líderes del cluster de cada sector (de haberlo). El HCT también suele estar apoyado por otros mecanismos, como grupos de coordinación entre los diferentes clusters o sectores, y grupos de trabajo para la gestión de información. Todos estos actores, juntos, coordinan y lideran la activación de la respuesta y el ciclo de programa humanitario país.

Los clusters humanitarios también se establecen (o activan) a nivel nacional

Cuando es necesario, y según el análisis del Humanitarian Country Team  de las necesidades humanitarias y la capacidad nacional de coordinación, se activan los clusters humanitarios a nivel nacional. No todos los 11 clusters son activados siempre, de manera automática. Se evalúa primero la dimensión de la crisis, las limitaciones de los mecanismos existentes de coordinación, la necesidad de un enfoque multisectorial, y la complejidad de la respuesta en cuanto al número y la diversidad de actores humanitarios. Esto debe hacerse en las primeras 72 horas desde el inicio de la emergencia.

Lo habitual es que la misma agencia que lidera el cluster a nivel global lidere también el nacional, pero esto no siempre es posible o adecuado. Un determinado país puede haber organizaciones que estén mejor posicionadas para asumir este rol. En ocasiones también se considera la posibilidad del co-liderazgo por la autoridad local o una ONG. Cada cluster está apoyado por su cluster global homólogo. Pueden existir también mecanismos y grupos de trabajo para la coordinación entre clusters, más allá del Humanitarian Country Team.

Una vez activados, los clusters actúan como foros formales de coordinación humanitaria por sectores, a nivel nacional. Así, el cluster asume responsabilidades de coordinación entre todos los actores que trabajan en su sector. Estas responsabilidades incluyen apoyar la provisión de servicios (evitando duplicaciones innecesarias) y orientar operaciones, fortalecer a las autoridades locales, e informar la toma de decisiones en operaciones e incidencia del Humanitarian Country Team en lo relativo a su sector. Su rol es clave para desarrollar estrategias sectoriales de manera coordinada, apoyar a los diferentes actores y facilitar su colaboración. Los clusters también pueden establecer grupos de trabajo sobre temáticas concretas de su sector. Todos los actores humanitarios que trabajan en un país en, por ejemplo, el sector salud, están invitados a participar en su cluster de salud, que se reúne periódicamente. 

Las ONGs también participan en estos mecanismos de coordinación humanitaria nacional

Las ONGs nacionales e internacionales no son meras implementadoras de proyectos. También juegan un rol activo en asegurar que la acción humanitaria es coordinada y efectiva. Los mecanismos de coordinación como el Humanitarian Country Team y los clusters deben promover y facilitar activamente su participación. Es más, se recomienda que los clusters estén co-liderados por una ONG, para facilitar la coordinación y contextualización de la respuesta.

Además, a menudo las ONGs establecen foros y redes entre ellas, que en ocasiones juegan un rol clave adicional en la coordinación humanitaria. Estos foros de ONGs pueden llegar estar muy establecidos, con sólidos mecanismos internos de funcionamiento y relación institucional con el resto de actores. Estos foros a menudo están apoyados por las redes internacionales de ONGs, como InterAction, ICVA o SCRH.

Coordinación humanitaria en situaciones especiales

Coordinación en campos de refugiados

En contextos de personas refugiadas en los que se requiere ayuda humanitaria, la organización con el mandato de proteger a estas personas y coordinar la respuesta entre actores es ACNUR (UNHCR). Las personas desplazadas tienen necesidades específicas de protección que deben ser atendidas y, por ello, ACNUR no puede transferir este mandato a otra organización como OCHA. ACNUR, además, supervisa y asegura que los estados se adhieran a los estándares de protección de las personas refugiadas

En las grandes crisis de personas refugiadas, en lugar de establecerse un Humanitarian Response Plan, se articula un Refugee Response Plan, nacional o regional (cuando la crisis se extiende a varios países). El marco general para estos planes es el Global Compact on Refugees. En el modelo de coordinación para estos contextos no se establecen clusters. 

Además, existen situaciones mixtas, en las que hay una respuesta humanitaria para la que se ha nombrado un/a Humanitarian Coordinator y además una operación en curso de ACNUR. En esos casos, un acuerdo firmado entre OCHA y UNHCR en 2014 establece los roles de cada organización y el mecanismo de colaboración entre ellas.

Coordinación en emergencias sanitarias

La experiencia de la respuesta humanitaria en crisis con grandes epidemias (como la del ébola o la COVID-19) ha demostrado que el modelo de coordinación requiere unos cambios. El IASC ha desarrollado procedimientos específicos para estos casos, vinculando así el rol de los mecanismos habituales de coordinación humanitaria con las responsabilidades que tiene la Organización Mundial de la Salud bajo el Reglamento Sanitario Internacional

En estos casos, el/la Emergency Relief Coordinator trabaja en colaboración con el/la Director/a General de la OMS. Así, la OMS proporciona una evaluación de la situación, de los riesgos de salud pública, y de la necesidad de activar una respuesta humanitaria de gran alcance. El modelo de coordinación puede adaptarse teniendo en cuenta los recursos y plataformas de coordinación ya existentes.

La coordinación humanitaria suele ser muy mejorable

Se ha hablado mucho de coordinación humanitaria. Es más, sucesivas reformas han cambiado y actualizado el modelo. En general, estos cambios han sido bienvenidos y han mejorado cómo los diferentes actores colaboran entre sí. Sin embargo, no todo depende de las normativas y procedimientos. Al fin y al cabo, la mayoría de mecanismos de coordinación dependen también de la voluntad de colaboración entre actores humanitarios que, al mismo tiempo, compiten por los escasos recursos disponibles y deben gestionar sus propias prioridades en contextos muy complejos. Además, no es fácil coordinar de manera efectiva estos actores, y más cuando los equipos se renuevan con frecuencia y no siempre no tienen experiencia suficiente en tareas similares.

Algunos estudios han mostrado que, en ocasiones, en las reuniones de los Humanitarian Country Teams no hay discusiones abiertas, participativas, y centradas en la acción. En ocasiones no hay un adecuado clima de participación y confianza en estos mecanismos, en los que existe mucha asimetría entre el poder y voz de agencias de Naciones Unidas, ONGs internacionales y ONGs nacionales. Además, no todas abordan del mismo modo importantes principios humanitarios como la independencia. Como resultado, las organizaciones pueden tender a ignorar las reuniones, a no participar activamente en ellas, a ocultar información que pueda comprometerlas, o a evitar abordar temas especialmente sensibles. No es raro que al final de algunas de estas reuniones, sus participantes tengan la sensación de que todo se ha limitado a compartir la misma información que podría haber circulado en un email.

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