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Nexo humanitario-desarrollo-paz

Nexo humanitario-desarrollo-paz
Foto: Bruno Abarca

La cooperación para el desarrollo, la acción humanitaria y la consolidación de la paz están relacionadas. Por un lado, problemas estructurales como la inequidad y la injusticia pueden resultar en inestabilidad política y conflicto. Por otro lado, en emergencias humanitarias complejas, si no hay paz no es posible encontrar soluciones duraderas y sostenibles a las necesidades de las personas afectadas.

Así se ha entendido desde hace años, y así se ha plasmado en numerosos marcos conceptuales, que han ido evolucionando. Esa evolución nos ha llevado al nexo humanitario-desarrollo-paz (o Nexus). El Nexus consiste en la interconexión de estos tres elementos para responder a las necesidades, reducir los riesgos y abordar la vulnerabilidad de las personas de una manera más efectiva.

El Nexo humanitario-desarrollo-paz plantea una integración

Aunque no podamos predecir el futuro, sabemos que cada vez hay más crisis humanitarias más recurrentes, que los conflictos cada vez son más complejos y prolongados y que estas emergencias se exacerban por la degradación medioambiental y el cambio climático. Por ello, no basta con entender la relación entre la acción humanitaria, el desarrollo y la paz solo de manera secuencial.

Lo que el Nexo sugiere es que los tres elementos deben implementarse al mismo tiempo. No podemos terminar a que pase la emergencia humanitaria para empezar a pensar en el desarrollo a largo plazo porque no si no se resuelven los problemas estructurales que llevaron al conflicto, éste va a continuar. Igualmente, no tiene sentido trabajar en cooperación para el desarrollo sin anticipar ni prepararse para una eventual respuesta humanitaria o sin tratar de mantener la paz.

Para poder hacer frente a esto de manera efectiva hacen falta cambios en la manera de trabajar de los actores humanitarios y de cooperación. El nexo humanitario-desarrollo-paz requiere colaboración entre actores que hasta ahora trabajaban por separado e importantes cambios estructurales en cómo se coordina, financia y produce la cooperación internacional.

El nuevo enfoque pretende resultar en un cambio de objetivo, de “ofrecer ayuda” a “acabar con la necesidad”.

Recomendaciones prácticas para aplicar el Nexo

Con la World Humanitarian Summit y el Grand Bargain de 2016, la vinculación entre el desarrollo, lo humanitario y el mantenimiento o la construcción de la paz recibió un fuerte empujón por parte de numerosos actores. Así, el Nexo humanitario-desarrollo-paz no solo se planteó como marco teórico, sino que también se priorizó el desarrollo de herramientas para llevarlo a cabo.

En 2018, el Nexus terminó concretándose más allá de un tema conceptual en orientaciones prácticas para su aplicación y operacionalización por los donantes. Ese año, el Comité de Ayuda al Desarrollo (DAC) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), que agrupa a los más de 30 principales países donantes, publicó un acuerdo para la operacionalización del Nexus con once recomendaciones para una mejor coordinación, programación y financiación de la ayuda (así como acciones clave para cada recomendación):

  1. Analizar las causas subyacentes y los factores (drivers) que contribuyen a los conflictos.
  2. Proporcionar recursos apropiados para el liderazgo de la coordinación efectiva entre los actores humanitarios, de desarrollo y de paz.
  3. Utilizar la incidencia política y otras herramientas para prevenir crisis, resolver conflictos y construir paz.
  4. Priorizar la prevención, la mediación y la construcción de la paz, invirtiendo en desarrollo siempre que sea posible.
  5. Poner a las personas en el centro, evitando la exclusión y promoviendo la igualdad de género.
  6. Asegurar la sensibilidad al conflicto de las acciones, para que no provoquen daños no intencionados y consecuencias negativas.
  7. Adaptar los programas de desarrollo, paz y humanitarios para abordar de manera efectiva los riesgos presentes en contextos de crisis y conflicto.
  8. Fortalecer las capacidades de actores nacionales y locales.
  9. Invertir en el aprendizaje y la generación de evidencia.
  10. Desarrollar estrategias de financiación para garantizar una asignación efectiva de recursos.
  11. Usar financiación multianual, flexible y predecible siempre que sea posible.

Estas recomendaciones no solo tienen valor de forma aislada, sino que conectan la necesidad de abordar las necesidades de la población afectada desde la paz, el desarrollo y la acción humanitaria, con otros elementos que se han identificado como clave para una reforma humanitaria. Así el Nexus está necesariamente conectado con la localización, la participación comunitaria y la necesidad de una financiación humanitaria de mejor calidad.

Muchas organizaciones han hecho suyo el Nexo, al menos en teoría

Desde su publicación, donantes y actores humanitarios se han adherido a estas recomendaciones, incluyendo ONGs y agencias de Naciones Unidas. Por ejemplo, el IASC adoptó el Nexus como prioridad estratégica de 2018 a 2020. Todo esto ha resultado en una montaña de posicionamientos, guías, documentos de orientación y hasta reconocidos marcos de colaboración entre actores, como el Global Compact on Refugees, publicado en 2018 por las Naciones Unidas. Este nivel de avances normativos resulta impresionante, dada la complejidad del tema y la enorme diversidad de actores implicados.

Muchos actores también han sido capaces de trasladar estas recomendaciones a su propia manera de trabajar. Algunas de ellas han reorganizado sus estructuras internas de gestión para una mejor integración de los diferentes enfoques o han actualizado sus programas y estrategias con esta visión en mente. Otras, además, han priorizado acciones de preparación ante eventuales emergencias humanitarias, o han desarrollado herramientas para mejorar su sensibilidad a los conflictos. Importantes donantes como el Banco Mundial también se han abierto a intervenir en emergencias humanitarias prolongadas y países en conflicto.

¿Por qué el Nexo no ha llegado aún más lejos?

Falta endendimiento para su aplicación práctica

Aún hay importantes lagunas en el entendimiento y colaboración entre actores, en la participación de la sociedad civil en los procesos y discusiones, o en la integración efectiva de la paz en lo demás. Igualmente, todavía se necesita mayor entendimiento sobre la manera de afrontar los posibles problemas que pueden resultar del Nexus para la acción humanitaria. Por todo ello, en ocasiones aún se ve el Nexo humanitario-desarrollo-paz como una propuesta más conceptual que práctica.

Hay miedo al posible efecto negativo del Nexo en la acción humanitaria

Algunas personas han expresado preocupación por que la acción humanitaria se diluyera en una agenda de desarrollo y resiliencia, o por que se pudiesen diluir los principios humanitarios.

Por una parte, si los actores humanitarios son percibidos en algunos contextos como colaboradores en acciones de desarrollo u operaciones de paz, su labor se puede ver efectivamente comprometida. Es más, las operaciones de paz son normalmente percibidas como implicadas directas en las dinámicas de los conflictos, lo que puede chocar con principios como la neutralidad. Por otra parte, los proyectos de desarrollo suelen estar liderados por las autoridades públicas, lo que puede chocar con el principio de independencia. Si el público y los actores con los que las organizaciones humanitarias en ocasiones deben negociar acceso a las poblaciones afectadas perciben en ellas una falta de independencia o neutralidad, las negociaciones se pueden ver perjudicadas.

Además, el Nexo puede empeorar los problemas de financiación. Básicamente, si no aumentan los recursos económicos para la cooperación internacional, con los mismos recursos con los que antes solo se hacía acción humanitaria (por ejemplo) ahora también hay que hacer mantenimiento de paz y desarrollo. Como resultado, la protección de los más vulnerables se puede ver comprometida.

El Nexo tiene una retórica confusa que dificulta su aceptación

Muchas personas han criticado la vaguedad -al menos inicial- del enfoque, lo confuso de su retórica, y la dificultad para poder llevar la idea a una aplicación práctica concreta. Las bromas sobre lo difícil de entender el Nexus han sido recurrentes y reflejan que, en muchos entornos, la propuesta ha tardado en calar o directamente no lo ha logrado.

También hay voces que simplemente piden que esta propuesta se sustente en evidencia de efectividad, y no solo en aparentes buenas ideas.

No es fácil integrar el tercer elemento del Nexo: la paz

Desde el inicio hubo preocupaciones por la posible vinculación con acciones militares en procesos de paz, fruto de la indefinición de la propuesta en la manera de entender la paz. Ha habido tensiones entre la acción humanitaria y el Nexus, por ejemplo en Mali, donde las fuerzas militares de la misión de paz de Naciones Unidas MINUSMA ofrecieron proyectos y servicios humanitarios, politizando y poniendo en riesgo la percepción de la neutralidad de los actores humanitarios.

Ha sido necesario aclarar, primero, que «paz» en el Nexus se refiere a peacebuilding y no a acciones militares de paz. También se ha explicado que lo más importante de la integración de la paz en el Nexus posiblemente sea la sensibilidad al conflicto de los actores humanitarios. Esto requiere que analicen y tengan precauciones con el efecto potencial que las acciones humanitarias pueden tener en una zona de conflicto.

Finalmente, se ha planteado que, en contextos altamente politizados y militarizados, tal vez el Nexo no sea recomendable ni viable..

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