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Análisis del contexto humanitario

Fotografía: Bruno Abarca
Foto: Bruno Abarca

Debemos entender y ser capaces de definir el problema al que nuestro proyecto va a hacer frente, así como justificar con evidencia y base técnica la solución que proponemos. Para ello es clave el análisis del contexto humanitario. Este incluye la evaluación y el análisis de las necesidades de la población, la dimensión y causas de la crisis, la capacidad ya existente y las potenciales limitaciones operativas. El análisis del contexto humanitario nos aportará la base para el diseño de estrategias y acciones.

La coordinación y colaboración entre actores es clave

Generalmente, en cualquier contexto donde estemos planificando intervenir, hay otros actores que también necesitan conocer las necesidades de la población para poder intervenir. Por ello, la colaboración y coordinación entre todos es clave para compartir información y evitar duplicidades innecesarias.

En la mayoría de contextos humanitarios, como parte del esfuerzo de coordinación del sistema humanitario, ya hay una organización en clusters y una base importante de información en informes conjuntos como el Humanitarian Needs Overview. Además, podemos participar en iniciativas para evaluaciones conjuntas de necesidades en las que tal vez podamos participar.

Las evaluaciones de necesidades

La revisión de fuentes secundarias de información es fundamental, e incluyen informes o bases de datos ya existentes. Su análisis no solo nos puede permitir conocer datos del contexto actual, sino también ayudarnos a entender cómo este contexto ha evolucionado desde el pasado hasta hoy. Sin embargo, no son suficientes.

Es fundamental realizar evaluaciones de necesidades. Estas deben abordar las necesidades de la población afectada por una emergencia humanitaria, sus vulnerabilidades y riesgos, y los daños a infraestructuras o medios de vida. Esta evaluación es siempre un paso fundamental para la toma de decisiones.

Las evaluaciones de necesidades nos ayudan a obtener información primaria de calidad de las áreas geográficas donde esperamos poder intervenir y de las áreas técnicas en que somos especialistas. Este trabajo no es exclusivo de la etapa de preparación de los proyectos. Por ello, los planes de monitoreo y evaluación de los proyectos deben incluir un monitoreo constante del contexto y las necesidades de la población. Además, algunas de las actividades previstas en la ejecución del proyecto, como estudios, encuestas o diagnósticos, nos ayudarán a adaptar la respuesta, o a obtener más información para otros proyectos futuros.

Dependiendo del tipo de crisis, la urgencia de una respuesta y nuestra capacidad, las evaluaciones de necesidades se pueden plantear de forma rápida o en profundidad.

Evaluaciones rápidas de necesidades

Las evaluaciones rápidas de necesidades son necesarias cuando se produce una emergencia humanitaria de inicio más o menos súbito. En estos casos hay que actuar con rapidez para conseguir información que nos permita actuar de forma inmediata. Por ello, en estos casos, lejos de buscar la perfección, buscamos «lo suficientemente bueno». Obtener información detallada y en profundidad sobre un tema concreto podría retrasar el inicio de la respuesta humanitaria.

En las primeras horas, y antes incluso de una posible activación a gran escala de la respuesta humanitaria, lo único viable suele ser la consulta a informantes clave. Lo prioritario es obtener información básica sobre muchos aspectos importantes de la vulnerabilidad de las personas afectada. Esto puede conseguirse, unos días más tarde, con evaluaciones multisectoriales, generalmente con cuestionarios mayoritariamente cuantitativos con personas informantes clave es habitual. La información recogida servirá como orientación básica para hacer planes de respuesta y realizar acciones que más adelante se irán modificando y adaptando.

Evaluaciones de necesidades en profundidad

Las evaluaciones en más profundidad vendrán más adelante. Cuando tenemos la posibilidad de permitirnos más tiempo, hay que aprovecharla para obtener más y mejor información, con participación de la comunidad

Es el momento de combinar herramientas cuantitativas y cualitativas. Esto se hace con la intención de, además de conocer la dimensión de las necesidades, entender las causas y consecuencias de los problemas e identificar soluciones viables. Las entrevistas semiestructuradas y sesiones grupales son habituales, aunque existe una enorme variedad de herramientas, genéricas y sobre temáticas específicas. 

La implicación de la comunidad en estas acciones no debe ser con un propósito meramente extractivo. Al contrario, debe servir para establecer un diálogo, intercambiar información y sentar las bases para una toma de decisiones conjunta.

Diagnóstico de la capacidad local y el entorno operativo

Evaluar las necesidades es fundamental pero no suficiente. Para diseñar una acción efectiva, pertinente y viable, también tenemos que recoger y analizar información adicional sobre:

  • La dimensión y determinantes de la crisis. Es preciso entender qué factores causales han llevado a la emergencia humanitaria y qué subyace bajo ellos.
  • La capacidad existente de respuesta. Además de otras posibles organizaciones internacionales que hayan podido llegar antes o a la vez, también hay ONGs del propio país, y autoridades nacionales y locales. Además, se debe contar con la propia sociedad civil, organizada o no. Los individuos, familias y comunidades ya están afrontando la crisis y ayudando al resto de las personas como pueden. Debemos encontrar qué están haciendo ya y cómo, qué fortalezas y debilidades tienen, en qué podemos aportar valor, a qué actores podemos apoyar, o en qué aspectos concretos de la respuesta hay vacíos en los que podemos intervenir de manera prioritaria.
  • Limitaciones operativas y de acceso. A menudo resulta complicado o incluso imposible tener acceso humanitario a ciertas poblaciones o grupos. En otras ocasiones, aunque la acción humanitaria consiga llegar, las personas tiene barreras para acceder a ella. Estas limitaciones pueden ser físicas y geográficas, pero también de seguridad, cuando hay amenazas o ataques al personal sanitario o actores humanitarios.

Dependiendo de la presencia o no de una organización en un territorio y de su capacidad, esta labor de conocer el contexto e identificar qué hacer para responder a las necesidades de la población puede ser más o menos difícil. En ocasiones un equipo puede disponer ya de mucha información ya recogida y analizada en el momento de formular una nueva propuesta de proyecto. Otras veces habrá que movilizar dinero y personas para realizar una misión exploratoria, nacional o internacional, que puede requerir varias semanas de trabajo intensivo. En estas, además de las entrevistas o reuniones de grupo con personas de la comunidad y organizaciones comunitarias, suele resultar clave la información que se puede obtener a través de otros actores humanitarios y autoridades.

Análisis y planificación estratégica de nuestra intervención

Más allá de las metodologías y herramientas para recogida de información o el análisis estadístico de datos, debemos considerar otras más. Estas incluyen matrices DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades), matrices CAME (corregir, afrontar, mantener y explotar), mapeos y análisis de actores, árboles de problemas y soluciones, diagramas de priorización, tablas de análisis de ventaja comparativa, herramientas de análisis de mercado, matrices de análisis de riesgos, etc.

Aunque muchas de estas herramientas pueden ser útiles para el diseño de proyectos específicos, son clave para desarrollar estrategias y programas con un enfoque más amplio.

El ciclo del proyecto

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