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Crisis humanitarias

Crisis humanitarias
Foto: Bruno Abarca

En los contextos humanitarios, la población se enfrenta a crisis que amenazan su vida y bienestar. Estas crisis pueden ser de muchos tipos diferentes, incluyendo desastres naturales, emergencias humanitarias, emergencias humanitarias complejas y crisis humanitarias prolongadas, aunque a menudo puede haber una transición de unas formas a otras, según sus causas y evolución.

Conocer las realidades de crisis humanitarias como Palestina, Ucrania, Yemen, Sudán o Siria, sus diferencias y similitudes, sus causas profundas y desencadenantes, y la manera en la que evolucionan es crucial. Este conocimiento nos permite entender los principios, objetivos, estrategias y acciones con las que las organizaciones humanitarias y sus profesionales, cooperando en coordinación, podemos responder a las crisis, abordar las necesidades generales y en salud de la población afectada, y contribuir así a aliviar su sufrimiento.

Desastres: más allá de un evento natural

Durante mucho tiempo se entendió un desastre como un evento natural (terremotos, sequías o inundaciones, por ejemplo) más o menos impredecible que resultaba en la pérdida de vidas humanas y la destrucción de infraestructuras y recursos. Sin embargo, más adelante se comprendió cómo estos desastres impactaban de manera diferente a la población según el nivel de preparación ante eventos cíclicos o esperables, la pobreza y protección social, e incluso la situación política o medioambiental. 

Hoy el término desastre se entiende como una disrupción grave del funcionamiento de una sociedad debida a fenómenos peligrosos que interaccionan con las condiciones de exposición, vulnerabilidad y capacidad, ocasionando pérdidas e impactos humanos, materiales, económicos y ambientales.

Crisis humanitarias y emergencias: la necesidad de ayuda internacional

Del mismo modo que una situación de pobreza, inequidad, vulnerabilidad o debilidad estructural no es sinónimo de emergencia humanitaria, un desastre natural tampoco tiene por qué desencadenar una. En efecto, solo hablamos de emergencia o crisis humanitaria cuando la escala de la disrupción causada por un desastre supera la capacidad local de respuesta y se requiere asistencia humanitaria internacional y, en muchas ocasiones, acción en salud pública.

Aunque los términos «crisis humanitaria» y «emergencia humanitaria» en ocasiones se utilizan indistintamente, el término emergencia se suele reservar para las fases más agudas y urgentes de la crisis. El umbral clásico de lo que constituye o no una emergencia humanitaria se estableció en 1985 en una tasa bruta de mortalidad en la población general de más de una muerte por cada 10,000 personas por día y de más de 2 muertes en menores de cinco años (o, si se alcanza antes, la duplicación del valor basal de referencia), indicando así la necesidad de la activación de una respuesta humanitaria a gran escala. Con el tiempo este sistema de medida ha perdido parte de su relevancia, por lo elevado que resulta hoy su umbral y lo difícil de su empleo en poblaciones que no permanecen estáticas en un área geográfica o campo de personas refugiadas, entre otros motivos.

Muchas emergencias, superada su fase aguda, continúan durante meses y años como crisis humanitarias en las que, aunque haya una menor mortalidad, la población continúa dependiendo de asistencia humanitaria internacional para su protección y supervivencia. Muchas de estas crisis incluso continúan como crisis humanitarias prolongadas durante años y décadas, con nuevas fases de emergencia aguda desencadenadas por las mismas causas u otras nuevas, lo que hace difícil una clasificación con términos estrictos.

Crisis y emergencias humanitarias complejas: conflicto y desplazamiento

Las nuevas dinámicas de los conflictos cambiaron la naturaleza de las crisis humanitarias

A lo largo de la segunda mitad del siglo XX (y especialmente desde el final de la Guerra Fría en 1991) se comenzaron a producir importantes cambios en las dinámicas de los conflictos. Con los nuevos cambios geopolíticos, colapsaron estados y se descompusieron las instituciones gubernamentales de muchos países, se reactivaron enfrentamientos étnicos y de lucha por recursos que habían estado contenidos durante años, aumentó la participación en ellos de actores paraestatales (como grupos rebeldes y terroristas) y se multiplicaron las guerras civiles y las violaciones de derechos humanos.

Los nuevos conflictos duraban más, respetaban menos el derecho internacional humanitario y se libraban en medio de la población civil. Esto, junto con la necesidad de adaptar la respuesta humanitaria a los nuevos contextos humanitarios, hizo que en 1994 se acuñara el término emergencia humanitaria compleja, cuya vigencia a lo largo de los siguientes 30 años solo ha aumentado. 

A diferencia del resto de emergencias humanitarias (con las que se comparte la necesidad de una respuesta humanitaria internacional), en las complejas hay un conflicto (interno o externo) que generalmente resulta en el colapso de las autoridades, una considerable inestabilidad política, un desplazamiento forzoso masivo de personas (dentro del propio país o buscando asilo y refugio en otros), hambre y desnutricióninseguridad para la población y los actores humanitarios que tratan de ofrecer asistencia, riesgo aumentado de epidemias, enfermedad y muerte y mayor vulnerabilidad a los desastres naturales. En ocasiones, muchos de estos factores se superponen entre sí, o van desencadenando otros, resultando en grandes números de víctimas.

Ejemplos de emergencias humanitarias complejas: de Biafra a Yemen

Algunos ejemplos de emergencias humanitarias complejas incluyen: 

  • La guerra civil en Biafra, Nigeria, de 1967-70.  Junto a una crisis política de estado hubo un conflicto étnico, hambrunas, desplazamientos masivos y luchas por recursos naturales.
  • La crisis humanitaria de Camboya, con una guerra civil (1970-75), un genocidio (1975-79) y una posterior guerra de guerrillas (1979-1991). Resultó en hambruna y el desplazamiento forzoso de cientos de miles de personas.
  • La guerra civil y genocidio de Ruanda (1994), que terminó con el desplazamiento forzoso de 500.000 personas refugiadas en la República Democrática del Congo. Allí padecieron un terrible brote de cólera y disentería.
  • La crisis humanitaria de Darfur, en Sudán (desde 2003), con cientos de miles de desplazados internos y altísimos niveles de inseguridad alimentaria. Fue el resultado del enfrentamiento entre el gobierno, grupos rebeldes y milicias.
  • Haití (desde 2010), con un terremoto en un marco de pobreza e inestabilidad política y un posterior brote de cólera.
  • Siria (desde 2011), con un conflicto civil prolongado y una enorme crisis regional y mundial de refugiados/as.
  • Yemen (desde 2015), con un conflicto armado que ha resultado en el colapso de los servicios básicos y de salud y una grave inseguridad alimentaria.
  • Y, por desgracia, otros muchos más. 

Las crisis humanitarias en el mundo hoy

300 millones de personas en necesidad de asistencia humanitaria, en 72 países diferentes

En mayo de 2024 se estimaba que había más de 300 millones de personas en el mundo en necesidad de asistencia humanitaria, con un sistema humanitario tratando de responder a las necesidades de los 190 millones de personas más vulnerables, en 72 países diferentes, con una cantidad insuficiente de fondos humanitarios que no alcanzan los 49.000 millones de dólares demandados.

Junto a las grandes crisis humanitarias de la República Democrática del Congo, Sudán, Afganistán, Etiopía, Myanmar, Yemen, Siria y Ucrania, todas ellas con entre 15 y 25 millones de personas -en cada país- en necesidad de asistencia humanitaria, existen otras muchas crisis humanitarias más, como las de Palestina (donde tras décadas de ocupación, conflicto, bloqueo y restricciones de movimiento, la respuesta militar israelí prácticamente ha destruido Gaza, el hogar de 2 millones de personas), Líbano, Turquía, Jordania, Somalia, Burkina Faso, Camerún, Chad, Haití, Honduras, Mali, República Centroafricana, Colombia, El Salvador, Guatemala, Mozambique, Nigeria, Níger, Sudán del Sur, Venezuela, Libia, Madagascar, Malawi, Zambia, Zimbabue, Bangladesh, o  Burundi, entre otras.

Violencia, desplazamiento forzoso, inseguridad, epidemias, hambre y desastres naturales

En muchos de estos contextos humanitarios se observan las características conocidas de las emergencias humanitarias complejas, como:

  • Los conflictos y la violencia de la República Democrática del Congo, Palestina, el Sahel, Siria, Ucrania, Sudán del Sur, Sudan o Etiopía.
  • Los desplazamientos forzosos de Sudán, Afganistán, Siria, Ucrania, Chad o República Centroafricana.
  • La inseguridad alimentaria de Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Nigeria, Yemen, Somalia, Haití, Burkina Faso, Sudán del Sur u Honduras.
  • Las epidemias de enfermedades infecciosas en Chad, Níger, Burundi, Camerún, Haití, Paquistán, Sudán del Sur, Yemen, Mozambique o Líbano.
  • Los retrocesos en crecimiento económico de Sudán, Níger, Colombia o Venezuela.
  • Los ataques contra personal sanitario y humanitario en Ucrania, Mali, Palestina, Myanmar, Haití o República Democrática del Congo.
  • E incluso los desastres naturales relacionados con el clima, como las sequías del cuerno de África, los ciclones de Malawi, Mozambique y Madagascar, o las inundaciones en Libia, Nigeria y Paquistán, entre otros.
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