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Desnutrición infantil aguda

Desnutrición aguda
Foto: Bruno Abarca

La desnutrición aguda es el resultado del hambre y la vulnerabilidad que esta produce. La desnutrición aguda infantil debilita el sistema inmune y produce retrasos en el desarrollo. Cuando se trata de desnutrición aguda severa, además, supone un riesgo aumentado de muerte, principalmente resultado de la susceptibilidad aumentada a casos graves de infecciones diarreicas agudas, infecciones respiratorias agudas, malaria y sarampión. Hoy se estima que la desnutrición aguda severa es la causante del 20% de las muertes en menores de cinco años, matando un millón aproximadamente cada año.

La dimensión del problema de la desnutrición aguda

En 2022, 45 millones de niños y niñas menores de 5 años (el 6,8% de la población mundial de ese grupo etario) sufrieron desnutrición aguda, de los cuales 13,6 millones sufrieron desnutrición aguda severa. Las regiones más afectadas son son el Sudeste Asiático y África Sub-sahariana, y especialmente las zonas afectadas por crisis humanitarias resultado de eventos climáticos y conflictos.

La desnutrición aguda está muy vinculada a las crisis humanitarias. De hecho, su medida, la desnutrición aguda global (global acute malnutrition o GAM), que incluye la moderada y la severa, se usa a menudo como indicador de la magnitud de la emergencia. Se considera que es muy baja cuando es menor al 2,5%, baja cuando está entre el 2,5 y el 5%, media cuando está entre el 5% y el 10%, alta cuando está entre el 10% y el 15%, y muy alta cuando es mayor del 15%. Es más, para determinar una situación de hambruna en un área, entre otras cosas, se requiere que la prevalencia de la desnutrición aguda global en menores de 5 años sea mayor del 30%. Aunque para la desnutrición aguda severa no existe un umbral oficial, muchas organizaciones consideran el 2% como nivel de emergencia.

Wasting
UNICEF, OMS y Banco Mundial, 2023

Definición (y diagnóstico) de la desnutrición aguda

Malnutrición y desnutrición

La malnutrición se puede producir tanto por defecto (desnutrición) como por exceso (obesidad y sobrepeso). Aunque esta puede afectar a personas de todas las edades, generalmente al usar el término desnutrición nos referimos a la desnutrición infantil, que puede ser crónica (baja altura para la edad), peso bajo (bajo peso para la edad, un indicador genérico que se relaciona tanto con la desnutrición aguda como con la crónica), o aguda.

Desnutrición aguda (moderada y severa): balance entre el peso y la talla y edema nutricional

La desnutrición aguda (acute malnutrition o, como se ha llamado históricamente, desnutrición proteico-energética) engloba dos tipos de desnutrición: la emaciación y el edema relacionado con la nutrición. Aunque en ocasiones se equipara emaciación con desnutrición aguda, no es del todo correcto.

  • Por un lado se encuentra la emaciación (wasting), que se caracteriza por la disminución de la masa muscular y la grasa subcutánea resultante de un déficit calórico, y que puede ser moderada (moderate wasting) cuando el índice entre el peso y la talla o la longitud es bajo (entre 2 y 3 desviaciones estándares por debajo de la mediana del estándar de crecimiento infantil de la OMS), o severa (severe wasting) cuando es muy bajo (por debajo de 3 desviaciones estándares). A la emaciación severa se le ha conocido históricamente como marasmo.
  • Por otro lado, se encuentra el edema relacionado con la nutrición (nutritional oedema) o, como ha sido conocido históricamente, kwashiorkor, una hinchazón causada por la retención de líquidos, que se presenta de manera bilateral en los pies cuando el déficit es principalmente proteico, que puede ascender progresivamente hacia el resto del cuerpo (incluyendo la cara), y que en todos los casos corresponde con un caso de desnutrición aguda severa (y nunca moderada). Los mecanismos fisiopatológicos del edema relacionado con la nutrición, todavía hoy, no son bien conocidos.

Existen, por tanto, dos niveles de desnutrición aguda: la desnutrición aguda moderada (moderate acute malnutrition o MAM), que se corresponde siempre con la emaciación moderada; y la desnutrición aguda severa (severe acute malnutrition o SAM), que incluye la emaciación severa y el edema relacionado con la nutrición.

Un método diagnóstico alternativo de la desnutrición aguda: el perímetro braquial (MUAC)

En los niños y niñas de edades comprendidas entre 6 meses y 5 años, existe otro criterio diagnóstico que también permite definir la desnutrición aguda moderada y severa: el perímetro braquial o MUAC (Middle-Upper Arm Circunference).

La cinta MUAC es un simple brazalete de plástico y unos 35cm de longitud que, colocada en torno al brazo de un niño o niña, permite medir con facilidad su perímetro. Según su resultado, permite establecer si hay desnutrición aguda moderada (entre 115mm y 125mm) o desnutrición aguda severa (menos de 115mm), lo que está claramente indicado con colores.

El MUAC fue inventado por un pediatra británico en Haití en 1958 y fue usado por primera vez en 1969 para hacer un despistaje (screening) poblacional de la situación nutricional en Biafra por el ICRC. El uso de una cinta de plástico, barata, pequeña, fácil de transportar y muy fácil de usar por personas con escasa formación, ofrecía numerosas ventajas frente a la alternativa en un entorno enormemente caótico. En este contexto no era viable transportar balanzas y tallímetros para poder medir el peso y la talla, y luego cruzar el índice resultante con tablas de referencia. El uso del MUAC permitió al ICRC encontrar (y demostrar) una alarmante prevalencia del 6,7% de desnutrición aguda severa.

Durante años, el perímetro braquial fue utilizado como indicador proxy del índice de peso y talla, hasta que la evidencia científica demostró que esto no es del todo correcto. Y es que, aunque pueden ofrecer un resultado equivalente en ocasiones, en otras ambos métodos diagnósticos ofrecen diagnósticos diferentes. Los niños y niñas con un perímetro braquial indicativo de desnutrición aguda pueden tener un índice de peso y talla normal, y viceversa.

Hoy se utilizan ambos métodos: el peso-talla y el MUAC

En la actualidad, el índice de peso y talla se sigue considerando el gold standard del diagnóstico de la desnutrición aguda. Sin embargo, el perímetro braquial es demasiado sencillo y práctico como para ignorar sus resultados.

El uso del perímetro braquial permite detectar niños y niñas con elevado riesgo de muerte en comunidades rurales y de difícil acceso que de otro modo quedarían sin identificar y referir o tratar. Aunque el MUAC (y sus puntos de corte o las edades en que se acepta su uso) tiene una relativa arbitrariedad del MUAC, lo cierto es que es un buen predictor de la mortalidad infantil asociada a la desnutrición aguda severa. Por ello, es ampliamente usado en campañas masivas de despistajes (screenings) comunitarios en las zonas y periodos estacionales de mayor riesgo de desnutrición.

Sin embargo, especialistas recomiendan evitar el uso exclusivo del MUAC en lugares donde la utilización del índice peso y talla es también viable (por ejemplo, en centros de salud), por el riesgo de dejar niños y niñas en necesidad de tratamiento sin diagnosticar.

Hoy el MUAC es casi un símbolo de la lucha contra el hambre, y especialmente de cómo esta ha salido del interior de los muros de los hospitales para llegar a diminutos puestos de salud con escasos recursos. También es una herramienta clave para agentes comunitarios y comunitarias de la salud, y personas cuidadoras, que incluso usan el MUAC con total autonomía para saber si sus hijos e hijas pueden estar desnutridos (enfoque Family MUAC).

Historia del manejo de la desnutrición aguda: del hospital a la comunidad

Al principio, la desnutrición aguda era diagnosticada y tratada en hospitales

Hasta prácticamente el final del siglo XX, el tratamiento de la desnutrición aguda solo se podía hacer en hospitales. El motivo era justificado. El manejo de la desnutrición infantil requería una alta disponibilidad de camas, medios, agua potable y personal especializado para poder implementar los diez pasos que las guías recomendaban a lo largo de las fases de rehabilitación y estabilización.

Los protocolos clínicos eran efectivos. Sin embargo, en la práctica, su aplicación práctica resultaba prácticamente imposible en contextos con pocos recursos. Tan solo el 4%-10% de niños y niñas con desnutrición aguda eran identificados y diagnosticados, dado el limitado acceso a hospitales. Los pocos que eran diagnosticados, a menudo estaban ya en un estado avanzado de desnutrición aguda severa. Además, debido a su inmunodeficiencia secundaria, la hospitalización les exponía a graves coinfecciones.

Como resultado, durante años la tasa de letalidad de niños y niñas hospitalizados con desnutrición aguda severa se mantuvo en niveles catastróficos de 20%-30% para el marasmo y hasta el 50%-60% para el kwashiorkor.

Durante los años 70, se intentaron desarrollar alternativas de manejo ambulatorio

Las propuestas que emergieron en este periodo eran mucho más económicas que el modelo hospitalario. Sin embargo, estas tampoco lograban resultados mucho mejores.

El tratamiento requería la administración de leches terapéuticas (F-75 al inicio y luego F-100 en la fase de rehabilitación), lo que no era fácil. Estos productos son una combinación de leche en polvo, azúcar, harina de cereales, aceite y una mezcla de vitaminas y minerales. Años después, habría también una fórmula en polvo lista para el consumo. Sin embargo, su preparación requería de personal especializado y agua limpia y potable. Por ello, debía ser administrado en centros comunitarios de rehabilitación nutricional. Eso suponía un gran problema. Tener que llevar diariamente a los niños a estos centros era una carga de trabajo insostenible para las madres (encargadas casi en todos los casos del cuidado de los hijos).

Además de los problemas para aumentar la cobertura, los resultados en los niños tratados tampoco resultaban sostenibles. La ganancia de peso era, por lo general, baja, y a menudo los niños tenían recaídas graves durante el tratamiento o tras el alta.

En los años 90, el RUTF hizo viable el manejo ambulatorio de la desnutrición aguda

La introducción en 1996 de un nuevo producto, el alimento terapéutico listo para usar (Ready-to-Use Therapeutic Food o RUTF) fue lo que permitió el desarrollo del manejo comunitario de la desnutrición aguda (Community Management of Acute Malnutrition o CMAM) desde principios del siglo XXI.

Inspirándose en las cremas untables de cacao disponibles en el mercado, científicos y científicas crearon un producto a partir de aceite y crema de cacahuete que no requería preparación ni refrigeración, que aporta 500kcal en tan solo 92g (en un sobre metalizado. Además, al no contener agua, no es susceptible de contaminación. Había nacido el RUTF (y el Plumpy’Nut, la marca comercial de su primer y principal fabricante: Nutriset) y con él una revolución en el manejo de la desnutrición aguda.

El uso del RUTF, sin embargo, no está libre de problemas. Su uso supone un significativo aumento del coste del manejo ambulatorio de la desnutrición. También ofrece un lucrativo negocio para sus -hoy- más de 20 fabricantes. En agosto de 2024, el precio del número aproximado de bolsitas de RUTF que necesita un niño con desnutrición aguda severa en su tratamiento (150 unidades) tiene un precio de 62,60 USD en el catálogo de la UNICEF Supply Division (que proporciona en torno al 80% de la demanda global de este producto).

En cualquier caso, el RUTF, a pesar de coste, ha demostrado ser la única opción terapéutica real para el manejo comunitario de la desnutrición. Por suerte, además, su coste sigue siendo mucho menor (no solo económico sino principalmente humano) de lo que supondría hoy el manejo hospitalario.

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El manejo y tratamiento de la desnutrición aguda en la actualidad

Una vez que un niño o niña con desnutrición aguda es diagnosticado con el MUAC o el índice de peso y talla en la comunidad o un centro de salud, debe clasificarse como lactantes (niños menores de 6 meses) con riesgo de retraso en su crecimiento y desarrollo, niños menores de 5 años con desnutrición aguda moderada, o niños menores de 5 años con desnutrición aguda severa.

Manejo de los menores de 6 meses a riesgo de desnutrición aguda

El enfoque actual reconoce la inter-dependencia en la diada madre-hijo para su supervivencia y bienestar. Por eso, en el manejo de los menores de 6 meses a riesgo, el principal objetivo es detectar cualquier problema médico o psicológico que pudiera desencadenar desnutrición aguda severa, al mismo tiempo que se ayuda a las personas cuidadoras (especialmente las madres) en su salud. 

Las señales de peligro que se tratan de identificar incluyen problemas agudos severos de salud, pérdidas recientes de peso, edema nutricional, problemas médicos que requieren una evaluación clínica en profundidad, problemas en la lactancia (que la hacen no efectiva), problemas cuando se usan sustitutos de leche materna (por ejemplo si hay preocupación por un uso inadecuado o no seguro) o un valor antropométrico diagnóstico de desnutrición aguda (índice de peso-edad o peso-longitud por debajo de 2 desviaciones estándar, o MUAC inferior a 110mm). En estos casos deben recibir atención hospitalaria, aunque pueden regresar a la atención ambulatoria cuando comienzan a mejorar.

Cuando estos niños y niñas tan solo están en una situación de riesgo, deben recibir asistencia en la práctica de la lactancia materna, suplementos, e intervenciones de apoyo a la madre, incluyendo la atención a su salud mental, dependiendo de cada situación.

Manejo de la desnutrición aguda moderada en niños/as de 6 meses a 5 años

Cuando hay desnutrición aguda moderada en esta franja de edad, se recomienda una dieta densa en nutrientes, con elementos disponibles en el mercado local o facilitados con asistencia humanitaria, y una evaluación psicosocial y de otros problemas concomitantes de salud. En los casos de mayor riesgo se recomienda el uso de suplementos especialmente formulados de base lipídica (como Ready-to-Use Supplementary Food o RUSF, e incluso el RUTF), suplementos de base sólida (como las galletas BP-100) o mezclas fortificadas con azúcar, aceite y/o leche añadida.

Manejo de la desnutrición aguda severa en niños/as de 6 meses a 5 años

Finalmente, cuando hay desnutrición aguda severa en estas edades se recomienda el tratamiento con 150-185kcal/kg/día de RUTF hasta la recuperación (o con una disminución de la cantidad cuando se resuelve el edema nutricional o la emaciación se vuelve moderada).

En algunos escasos casos se detectan señales de peligro, como edemas muy severos, problemas médicos agudos (o que requieren una evaluación en profundidad), falta de apetito, o fracaso en la ganancia de peso con el tratamiento normal. Cuando esto ocurre se recomienda el tratamiento hospitalario, aunque pueden ser referidos a tratamiento ambulatorio cuando mejoran.

¿Cómo alcanzar y tratar a todos los niños y niñas con desnutrición aguda?

CMAM coverage
Acción Contra el Hambre. The state of acute malnutrition.

La cobertura del manejo de la desnutrición aguda infantil sigue siendo un gran reto

Hoy, gracias al MUAC, al RUTF, y a los esfuerzos de tantos y tantas profesionales y agentes comunitarios/as de salud y nutrición en la comunidad, el tratamiento de la desnutrición aguda se realiza principalmente de manera ambulatoria. Gracias a esto, la cobertura ha aumentado. Sin embargo, aún es muy insuficiente. Aunque evaluar la cobertura del acceso al tratamiento es difícil (requiere estudios como encuestas SQUEAC) y se hace menos de lo que sería deseable, se estima que 2 de cada 3 niños con desnutrición aguda severa no tienen acceso al tratamiento que necesitan.

¿Las principales barreras? Las distancias que hay que recorrer para recibir atención sanitaria (aunque sea en un puesto o centro de salud y no en un hospital), las debilidades en los servicios sanitarios móviles y de alcance comunitario, la falta de información o conciencia sobre el problema de la desnutrición aguda, y los problemas en el aprovisionamiento y suministro de RUTF, que muchos gobiernos aún no cubren.

Innovaciones en el manejo de la desnutrición aguda infantil para una mayor cobertura

Se están investigando y aplicando numerosas innovaciones para hacer evolucionar el manejo de la desnutrición aguda hacia un modelo aún mejor adaptado a su abordaje en la comunidad. Entre estas posibles innovaciones se incluyen:

  • La simplificación e integración de los protocolos de manejo de desnutrición aguda moderada y severa en uno solo. Esto permite que el personal pueda alcanzar un desempeño igual o más efectivo con menos formación y supervisión.
  • La combinación del uso del MUAC con un índice de peso-edad que permita un mejor diagnóstico (sin requerir del transporte de un tallímetro).
  • La reducción en las dosis de RUTF. Esto permitiría reducir el coste de su uso y aumentar su disponibilidad para más pacientes.
  • El uso de herramientas digitales para el diagnóstico y manejo de la desnutrición.
  • La inclusión del manejo de la desnutrición aguda moderada y severa sin complicaciones entre las tareas de agentes comunitarios/as de salud.

Hasta la fecha, la más prometedora parece ser la incorporación del manejo de la desnutrición aguda en el paquete de actividades de agentes comunitarios/as. Estas personas voluntarias ya hacían diagnóstico y tratamiento de enfermedades comunes de la infancia como la diarrea aguda, las infecciones respiratorias o la malaria, así como acciones de educación y promoción de salud. Investigaciones recientes de Acción Contra el Hambre muestran que estos programas alcanzan unas tasas de desempeño y curación similares al manejo por personal de enfermería en centros de salud, con menos coste y más cobertura. En 2023, la OMS la ha incluido como recomendación en sus nuevos guías, siempre bajo la condición de que a estas personas voluntarias se las integre como personal sanitario en el sistema de salud con una adecuada formación y supervisión.

Hambre y desnutrición

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