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La realidad de ser cooperante expatriado/a

Ser cooperante
Foto: Bruno Abarca

Mientras el trabajo en la sede de una organización de cooperación internacional para el desarrollo y la acción humanitaria, a pesar de lo específico del sector, se asemeja en gran parte a otros muchos trabajos, sí hay enormes diferencias en lo que supone ser cooperante internacional expatriado/a

Expatriarse para trabajar en la coordinación de proyectos y programas de salud o para ejercer una profesión sanitaria en un contexto humanitario es toda una experiencia vital, con luces y sombras, tanto en lo personal como en lo profesional, que merece la pena investigar y conocer antes de dar el paso. 

Salario y beneficios para cooperantes expatriados/as

Aunque existen enormes diferencias entre organizaciones, en general existen algunas características comunes en cuanto a las condiciones y beneficios de las personas que trabajan en cooperación internacional como expatriadas.

El salario y los complementos salariales varían

El salario varía -como es natural- entre organizaciones, según el tipo de puesto (y su nivel de responsabilidad) y según la experiencia profesional de cada persona. Por lo general, y considerando algunas de las organizaciones internacionales que trabajan en salud humanitaria, los salarios suelen ser menores en las ONGs (comparados con agencias de Naciones Unidas y empresas), y especialmente en las ONGs con sede en el sur de Europa (en comparación con ONGs de países del norte de Europa y Estados Unidos, que en ocasiones ofrecen condiciones similares a las de las agencias de Naciones Unidas).

Además del salario base, que suele ser modesto (comparado con la empresa privada) pero suficientemente competitivo, existen complementos salariales relacionados con la complejidad y peligrosidad del contexto humanitario donde se trabaja, dietas (per diem) para cubrir gastos de manutención en mayor o menor medida, e incluso ayudas económicas familiares adicionales para los casos en que se viaja con la pareja (si no tiene empleo) e hijos dependientes en edad escolar, en los contextos en que esto es posible (evidentemente, solo suele ser posible en los contextos más estables).

Además, el personal cooperante tiene derecho a otros beneficios

El personal cooperante expatriado también tiene cubierto los gastos de alojamiento (o bien en una vivienda ofrecida por la organización, que en ocasiones se comparte con más personas del equipo, o con una ayuda económica que permite cubrir la mayoría de los gastos del alquiler de una vivienda privada), vacaciones pagadas, seguro de asistencia sanitaria (en condiciones similares a la cobertura a la que se tiene derecho en España) y repatriación, seguro de vida e invalidez, los viajes de inicio y fin de su despliegue y, en ocasiones, los costes adicionales para hacer viajes cortos periódicos de descanso al extranjero en contextos donde el trabajo es muy intenso y demandante.

Aunque cada organización internacional española puede ofrecer un paquete retributivo y de beneficios diferente, existe un mínimo establecido en el Estatuto del Cooperante (actualizado en 2024), que otorga además derecho a la asistencia y protección consular de las misiones diplomáticas de España y a tener cubiertos los gastos relacionados con la obtención de permisos de residencia y trabajo en los países de destino, las tasas de vacunación internacional recomendada, y los gastos de traslados de bienes muebles (en contratos de más de un año de duración), entre otros.

Además, todas las organizaciones, en mayor o menor medida, ofrecen formación al inicio de la incorporación al puesto de trabajo. Muchas también ofrecen algún tipo de apoyo psicológico si es necesario.

Lo mejor y lo peor de ser cooperante internacional

Se trata de un trabajo muy intenso

Aunque esto es completamente personal, la experiencia de trabajar como profesional expatriado/a en cooperación internacional para el desarrollo o en acción humanitaria es muy diferente a la de (casi) cualquier otro empleo. La mayoría de profesionales de la acción humanitaria posiblemente estén de acuerdo en que el trabajo como cooperante expatriado/a se caracteriza por su intensidad, para lo bueno y para lo malo.

A menudo se trabaja, en largas jornadas y a un ritmo muy fuerte, en contextos de alta inseguridad, lo que puede producir estrés y ansiedad. Es más, la dureza de las medidas para afrontar estos riesgos (toques de queda, limitaciones de movimientos fuera de zonas consideradas «seguras», o la convivencia estrecha y continua en viviendas compartidas con las mismas personas con las que se trabaja) también pueden ser difíciles de afrontar.

Algunos de los trabajos ejercidos por profesionales expatriados/as son muy demandantes físicamente, por lo extremo de algunos climas, lo agotador de los continuos viajes y desplazamientos, o la exposición a un alto riesgo de infección por patógenos endémicos. También lo son mentalmente, por lo extenuante de una elevada carga de trabajo y responsabilidad. Finalmente, pueden ser agotadores emocionalmente, por los continuos dilemas éticos que hay que enfrentar, las contradicciones -extremas- que se experimentan entre los países de origen y destino, la distancia con la red social y de soporte habitual en el país de origen, la continua y supongo que inevitable sensación de no estar bien preparado/a para afrontar todo -hola, síndrome del impostor-, y el contacto con personas -que dejan de ser anónimas, invisibles y lejanas- que sufren y tratan de superar las peores injusticias, desigualdades, y violaciones de derechos humanos.

Alta autonomía, creatividad y satisfacción, en comunidad

Por otra parte, se trata también de trabajos que requieren un alto nivel de autonomía, resiliencia y creatividad para la resolución de problemas y que contribuyen en gran parte a la satisfacción personal de estar ayudando a aliviar el sufrimiento de otras personas, lo que encaja con la motivación y vocación de muchos/as de estos/as profesionales. 

Todo esto, además, rara vez se experimenta de forma aislada, sino que habitualmente es fácil conocer y relacionarse con más personas expatriadas, con inquietudes y valores similares, de muchísimas organizaciones y países diferentes. Sin embargo, en ocasiones, la excesiva movilidad del personal dificulta establecer relaciones cercanas duraderas, o se experimenta la necesidad de salir de un círculo endogámico de personas expatriadas, que a menudo se percibe como una burbuja de frivolidad, alienada de la realidad que hay justo al otro lado del muro. Depende de la personalidad de cada individuo, pero también del momento vital en el que cada persona se encuentra.

Alta movilidad, desarraigo y complicada conciliación con la vida personal

Las personas expatriadas que trabajan en cooperación también deben hacer frente a las consecuencias de estar lejos, y a menudo en largos periodos, de sus países de origen, familias y amistades. Cuando los despliegues y viajes al extranjero se repiten y prolongan en el tiempo, resulta fácil perder el arraigo o la sensación de pertenencia al lugar del que se proviene. La movilidad, aunque ofrece la oportunidad de conocer muchísimas personas de distintas culturas y lugares, también puede dificultar la conciliación de la vida personal con la profesional, si no se prioriza la primera y se cuenta con algo de suerte y oportunidades que lo hagan todo más fácil.

En ocasiones, tras un largo tiempo de expatriación en terreno, profesionales cooperantes regresan a sus países de origen para reestablecerse, buscar una cierta estabilidad geográfica y laboral, iniciar una relación duradera, o comenzar una familia. Este retorno, que se suele ver facilitado por los ahorros generados durante el trabajo como cooperante expatriado/a (incluso trabajando en las ONGs con salarios más modestos, estos se suelen ahorrar casi por completo, al estar cubiertos casi por completo todos los gastos de viajes, manutención y vivienda), puede estar dificultado por la pérdida de contactos, por la desconexión con la trayectoria profesional previa, o por tener ahora un perfil profesional menos competitivo para el mercado laboral local del país de origen.

Cómo es trabajar en cooperación

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