Gestión de proyectos de ayuda humanitaria
- Página actualizada el18 de abril de 2025

Esto no va de agarrar una mochila, plantarse en un sitio e improvisar cosas. Por el contrario, detrás de cada intervención humanitaria hay un gran trabajo de análisis y planificación (que, no obstante, siempre se puede hacer mejor). Entender qué es un proyecto de cooperación, cómo se diseña en base a necesidades y cómo se ejecuta y monitorea es fundamental para todas las personas del equipo.
Tabla de contenidos:
Pensamos en proyectos (e, idealmente, en programas)
El corazón de las operaciones humanitarias gira en torno a los proyectos. Un proyecto es un conjunto de acciones diseñadas y planificadas para conseguir un objetivo marcado, en un cierto plazo y con unos recursos.
Los proyectos pueden ser muy diferentes. Dependiendo del contexto donde se desarrolle y el enfoque que tenga, el proyecto de cooperación puede tener mayor o menor duración, puede cubrir más o menos sectores (salud, seguridad alimentaria, educación, etc.) y puede tener mayor o menor volumen. Hay proyectos que pueden llegar a durar varios años, que pueden cubrir múltiples sectores técnicos para responder a las necesidades de muchas personas en amplias áreas geográficas, y que requieren presupuestos de varios millones de euros.
Un programa no es exactamente lo mismo que un proyecto. Un programa tiene un enfoque con más amplitud en sus objetivos, sectores de intervención y duración en el tiempo que un proyecto. Por ello, resulta práctico dividir el programa de una organización en un territorio en múltiples proyectos. Esto permite que cada proyecto se planifique y gestione por separado, con distintas fuentes de financiación y en ocasiones distintos equipos. Al mismo tiempo, trabajar así permite que los diferentes proyectos de un programa tengan una cierta sinergia entre sí, bajo el marco de una estrategia y objetivos comunes.
El ciclo del proyecto de cooperación y su gestión
Los proyectos siguen una secuencia lógica de etapas, desde su inicio a su fin. Aunque hay muchas maneras de entender estas etapas, aquí se explica en cuatro, para facilitar su análisis en secciones específicas:
- Análisis del contexto. El primer paso para plantear un proyecto, antes de definir qué se quiere hacer, es entender el contexto donde se desarrollará. Esto incluye evaluar y analizar las necesidades de la población y sus causas y entender otros importantes aspectos operacionales, como la capacidad de respuesta ya existente, los actores implicados, o las limitaciones para el acceso.
- Diseño y formulación de propuestas. Una vez que conocemos el contexto humanitario, las necesidades de la población y posibles limitaciones o riesgos para nuestras operaciones, debemos determinar en qué va a consistir nuestra acción y reflejarlo en un esquema sencillo que puedan entender todos los socios. Este esquema será la base de nuestra propuesta de proyecto.
- Ejecución o implementación. Cuando se disponga de la financiación, se implementará el proyecto. Esto requiere establecer mecanismos de planificación entre los socios y los equipos de personas, ejecutar y supervisar las actividades y monitorear el progreso de la intervención y sus logros.
- Monitoreo, evaluación y aprendizaje. Cuando el proyecto termina, se evalúa y se trata de extraer lecciones y recomendaciones para aprender y mejorar nuestras futuras acciones. Mientras que el monitoreo se realiza principalmente a lo largo de la ejecución del proyecto, la evaluación tiene más peso una vez que éste ha terminado. Sin embargo, ambos elementos están relacionados y a menudo se superponen, al menos en parte, a lo largo de todas las fases del proyecto, por lo que se explican en una misma sección.
Los proyectos deben tener una lógica vertical, de inputs a outcomes
Existen diferentes marcos para la gestión de proyectos, como el enfoque de marco lógico o la gestión orientada a resultados. Sin embargo, todos comparten una misma base: un proyecto es más que un puñado de actividades. Esto se refleja claramente en la secuencia de elementos que componen su lógica vertical.
El nivel más bajo es el de los recursos (inputs) que necesitamos para poder realizar el proyecto, como la financiación económica o un equipo de personas. Esos recursos se emplean para hacer actividades (activities). Las actividades son las acciones concretas que realizamos en un proyecto. Un ejemplo de actividad es una formación de cinco días al personal de un distrito de salud sobre el diagnóstico y tratamiento de la malnutrición aguda.
El siguiente nivel es el de los outputs o resultados inmediatos que se consiguen de forma directa al completar las actividades. Un ejemplo de output de la actividad anterior podría ser el número de profesionales de la salud que han sido formados en el manejo de la malnutrición aguda. Los outputs deben contribuir a alcanzar resultados de un nivel superior, como objetivos o outcomes, que deben reflejar cambios en personas o instituciones. Un ejemplo de outcome podría ser la mejora de la calidad de los servicios de nutrición.
Los outcomes contribuyen a alcanzar resultados del más alto nivel, que generalmente solo se consiguen después de un cierto tiempo. A esto lo denominamos impacto. Un ejemplo de impacto podría ser la reducción en la mortalidad por malnutrición aguda.
Finalmente, la lógica vertical se cumplirá, desde las actividades a los diferentes niveles progresivos de resultados, si se cumple una serie de hipótesis o assumptions. Para conocerlas, es preciso analizar los riesgos existentes. En el ejemplo usado anteriormente, algunas hipótesis válidas podrían ser que la situación de seguridad no se deteriore más allá de un límite que haga la actividad inviable o la publicación de los protocolos nacionales de manejo de la malnutrición en los que se basa la formación, por el Ministerio de Salud.
Se pueden establecer, según las metodologías o herramientas usadas, más o menos niveles. Por ejemplo, puede haber objetivos intermedios o específicos que contribuyan a un objetivo general, con el que esperamos alcanzar un impacto aún más ambicioso o en un plazo más largo. Lo importante, en cualquier caso, es entender que en esta secuencia cada elemento contribuye a lograr los elementos superiores, con una lógica progresiva.
Los proyectos deben tener una lógica horizontal para evidenciar sus logros
El principal componente de esta lógica horizontal son los indicadores. Los indicadores son informaciones objetivamente medibles que usamos para determinar hasta qué punto se ha logrado completar una actividad (indicador de output), conseguir un resultado (indicador de outcome) o alcanzar nuestra meta última (indicador de impacto). Un posible indicador para nuestro ejemplo es el porcentaje de personas con malnutrición aguda que se recuperan.
Para certificar los indicadores usamos las fuentes de verificación, que son documentos o evidencias que usamos para demostrar el valor del indicador, como una lista de presencia firmada de una formación, un informe externo que mide la calidad de la atención sanitaria según unos parámetros dados, las bases de datos de los servicios de salud, o los registros de mortalidad.
El ciclo del proyecto
Enlaces externos
- United Nations Development Group, 2011. Results-based management handbook.
- The World Bank, 2005. The logframe handbook.
- European Commission, 2004. Project cycle management guidelines.