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Tu currículum y carta de motivación
- Página actualizada el15 de marzo de 2025

A lo largo de tu proceso de selección te apoyarás en dos pilares: tu currículum y tu carta de presentación. Ambos, combinados y bien utilizados, son una herramienta poderosa. Sin embargo, rara vez se enseña a sacarles todo tu potencial. De hecho, las personas que vienen del sistema sanitario público, en muchos países (como España) pueden ser ajenas a las claves de estos documentos. Después de todo, muchos de sus procesos previos de selección probablemente han dependido más de concursos-oposiciones y baremos de puntos por méritos académicos y de investigación, por ejemplo.
No olvides que, aunque aquí se ofrece información general, hay códigos y recomendaciones específicas que pueden tener más relevancia en unos países que en otros. La mayoría de las recomendaciones que aquí se ofrecen son relativas a las organizaciones europeas, aunque conviene informarse bien antes.
Tabla de contenidos:
El currículum para una organización humanitaria
Mejor breve y siempre adaptado al puesto
El currículum es la llave que te permite pasar el primer filtro, realizado por el departamento de personal. También es el grupo de música que te hace de telonero en las siguientes etapas del proceso de selección. Es más, algunas de las personas que te entrevistarán consultarán tu currículum minutos antes de comenzar la entrevista.
Teniendo en mente esto, es mucho más fácil intuir qué puede funcionar mejor en un proceso de selección de personal: debe ser un documento elaborado a medida del puesto en cuestión, sintético, bien escrito y diseñado. Tu currículum debe demostrar que encajas con la descripción del puesto tras un vistazo ultrarrápido de 10 segundos y que además eres la mejor opción posible en una lectura rápida de 60 segundos.
Dos páginas son más que suficiente para el currículum perfecto. Aunque hay profesionales del sector salud que acostumbran a escribir currículums de 15 páginas que acrediten todas las formaciones y ponencias en congresos que han realizado durante los años para que les contabilicen puntos, la cosa no funciona así en las organizaciones humanitarias. Aquí basta con ofrecer algo de información administrativa al principio, seguida de un resumen de tu experiencia profesional más relevante, tu formación más relevante y, si crees que enriquece tu perfil, otros datos (como habilidades en informática o aficiones).
Información administrativa básica y un buen resumen
La información administrativa básica es tu nombre, nacionalidad, la forma de contactarte, y el enlace a tu perfil de Linkedin. Aunque a veces estamos tentados a añadir muchos más datos, muchos de ellos (como la foto o la edad) son accesorios. Otros (como tu dirección) no son necesarios y ocupan espacio para otros que sí son clave. Sin embargo, sí es bueno incluir la nacionalidad (en ocasiones permite saber si será posible que obtengas el permiso de trabajo y residencia en el país de destino) y tu perfil de Linkedin. Incluir este dato permite a quien se plantea contactarte saber de ti mucho más de lo que has escrito en estas dos páginas, y buscar contactos que pudieran ofrecer referencias de ti. Esto último ha cobrado muchísima importancia con los años en este sector.
Además, suele ser muy buena idea incluir, tras la información administrativa y antes de tu experiencia profesional, un resumen de 4 líneas o 50 palabras (como máximo), bien destacado, que incluya todo lo que hace que tu puesto se adecúa a los requisitos solicitados.
De esta manera, ofreces a quienes se plantean reclutarte tres niveles de información: Primero, un resumen de 50 palabras que permite confirmar en 20 segundos que el perfil debe pasar el primer filtro. Segundo, un currículum de dos páginas que se puede leer con más o menos atención en unos minutos para ampliar la información que consideren más relevante. Tercero, un enlace a tu perfil profesional en Linkedin donde ampliar la información aún más, si tienen curiosidad.
Tu experiencia profesional (¡incluye aquí tus prácticas y voluntariado!)
El resumen de tu experiencia profesional no debe incluirlo todo, sino lo más relevante. Para cada experiencia previa que hayas tenido, incluye la institución para la que desarrollaste tu labor y en qué fechas, el título que ocupaste, y los aspectos más valiosos de esa experiencia para el puesto al que te presentas. ¿Coordinaste algún equipo?, ¿De cuántas personas?, ¿Produjiste algún informe relevante?, ¿Trabajaste en áreas temáticas de interés?, ¿Tuviste algún logro destacable o reconocimiento a tu trabajo?
No asumas que las descripciones de tus puestos se entienden universalmente. No es así. Por ejemplo, «Técnica de salud de Solidaridad por el mundo en el departamento de Olivos» da muy poca información a gente que no conozca esa organización, su organigrama, o esa área geográfica. Puedes aclarar, por ejemplo, que supervisabas dos proyectos de salud materno infantil con un volumen anual de 300.000 y 750.000 dólares, coordinando a un equipo de cinco personas (2 psicólogas, 2 enfermeros y 1 especialista en nutrición), con población desplazada muy vulnerable en una provincia fronteriza. Incluso puedes añadir que también lideraste el proceso de identificación y diseño de uno de ellos y que participaste en el pilotaje de un novedoso enfoque de apoyo psicosocial a madres con recién nacidos de bajo peso, desarrollando herramientas de apoyo al inicio de la lactancia que posteriormente se usaron en el resto de provincias.
Si es tu primer currículum, te puede preocupar que no tengas más que uno o dos elementos que mostrar. Pero, ¿Qué hay de los voluntariados y prácticas relevantes que has hecho? ¡Indica claramente que son experiencias no remuneradas, pero inclúyelas también! Aunque tal vez no cuenten «oficialmente» como experiencia profesional, sí se tienen muy en cuenta. Estas experiencias te habrán ayudado a desarrollar habilidades y competencias clave, y a conocer cómo funciona una ONG por dentro. Ambos son aspectos que pueden marcar la diferencia en un perfil junior.
Formación de base y cursos adicionales
El resumen de tu formación debe incluir con claridad la formación académica de base que tienes. Si tus titulaciones son ligeramente diferentes a las solicitadas, pero equivalentes, intenta que quede claro. De nuevo, no asumas que todo el mundo conoce los centros donde has estudiado, o titulaciones específicas que tal vez no existan en otros países.
Añade también información (muy brevemente) sobre otra formación adicional relevante que tengas, así como tus niveles de idiomas. Este puede ser el apartado clave de tu currículum para cubrir los elementos que en la descripción de puesto se muestran como «deseables» aunque no tengas experiencia profesional en ellos. Aunque es tentador, no enumeres todos los cursos cortos que has realizado, ni exageres su importancia. Las personas que revisen tu currículum sabrán identificar si ese impresionante curso de una prestigiosa universidad extranjera es, en realidad, un curso online gratuito de doce horas. Merece más la pena que emplees esta sección para demostrar tu interés por actualizar tu formación de forma continua y que destaques las dos o tres cosas más relevantes.
Información adicional
No ignores el potencial de la última sección, de información adicional. Esta sección te permite cubrir aspectos clave de los requisitos del puesto que tal vez no entren en otros apartados. Por ejemplo, puedes explicar tu experiencia en el manejo de herramientas digitales, siempre y cuando aporten valor. Saber usar Microsoft Word y Excel no marca la diferencia; saber usar con soltura Microsoft Teams, Sharepoint, Jira, Slack, Activity Info, o DHIS2 posiblemente sí. También es la oportunidad para indicar aficiones a las que dedicas tiempo que puedan ser muy positivas para sobrellevar el estrés y la carga de trabajo (como deportes que puedas seguir practicando allá donde vayas), que también te aporten importantes habilidades y competencias (como la música, voluntariado social no relacionado con el trabajo, la comunicación, o la capacidad de hablar en público), que demuestren que eres una persona activa y con inquietudes, o que puedes tener cosas en común con el resto del equipo.
Algunas organizaciones tienen su propio sistema para introducir datos sobre tu formación y experiencia utilizando formularios web. En estos casos, no siempre hay margen para incluir un resumen o explicar algo para lo que no hay un campo de entrada de datos específico. Sin embargo, muchos de estos sistemas sí permiten anexar documentos, así que aún puedes añadir tu currículum en el formato que tú crees que le saca el mejor partido, por si quieren revisarlo.
La carta de presentación o motivación (cover letter)
Tu motivación y fortalezas, con cercanía y confianza
Imagina que te dan la oportunidad de hablar directamente y presentarte en un minuto a las personas que se están planteando contratarte, justo antes de entregarles tu currículum en mano. ¿Qué les dirías? Tal vez tendrías la tentación de soltar la típica jerga de «persona autónoma, orientada a resultados, con alta capacidad de aprendizaje y espíritu de trabajo en equipo», o de tratar de resumir tu currículum entero. Sinceramente, ojalá te muestres con cercanía, demuestres confianza y seguridad, y logres transmitir por qué eres una persona que encajas en el puesto y la organización y que tienes la motivación y capacidad suficiente para hacerlo bien.
Eso es, sin más ni menos, lo que deberías escribir (en un lenguaje más formal, claro) en una carta de presentación o motivación: Quién eres, qué te ha traído hasta aquí, por qué deseas este trabajo y por qué crees que eres la mejor persona posible para ese puesto. La carta de motivación, aunque generalmente considerada como la hermana menor del currículum (no te voy a engañar, hay quien ni siquiera la ve, pensando que su criterio de selección será más objetivo mirando solo el currículum), te da una oportunidad de oro para explicar lo que no puedes contar en el formato rígido de un currículum, que tiene su propio objetivo.
La trayectoria profesional y vocacional que te ha traído hasta aquí
En un primer párrafo, y con un formato narrativo relajado, puedes explicar cuáles son los pasos que has ido dando en tu formación académica y vida profesional que te han traído a las puertas de este nuevo empleo y -sobre todo- por qué has decidido dar cada uno de esos pasos (y aprovechar las oportunidades que has tenido).
Mientras que en el currículum explicas qué has hecho, aquí puedes explicar por qué lo has hecho y qué te ha aportado. Esta información, bien explicada, puede ser muy valiosa. No se trata de demostrar una vocación trascendental, sino hablar de tú a tú de qué te ha motivado a llegar hasta aquí a lo largo de los años.
Lo que te motiva de esta oportunidad en cooperación
A continuación, es lógico explicar por qué te has presentado a este puesto: ¿Qué te motiva de trabajar en esta organización, en este puesto y este destino geográfico? ¿Qué esperas que esta experiencia te aporte y de qué manera crees que eso encaja en la carrera que planeas desarrollar a lo largo de tu vida profesional?.
De nuevo, esto tampoco cabe en el currículum, y puede ser un factor determinante para tu contratación si tus expectativas se alinean con las que podrían contratarte. Si es tu primer empleo en el sector, además, debes saber que tus ganas de aprender y desarrollarte profesionalmente en una organización pueden compensar (al menos en parte) tu inexperiencia.
Lo que te convierte en la persona perfecta para el puesto: tus fortalezas
Finalmente, no puedes dar por hecho que la motivación lo es todo. No basta con demostrar que esta nueva oportunidad te motiva y que encaja en medio de tu trayectoria profesional pasada y futura. Debes además explicar por qué eres la mejor persona candidata.
Una vez más, esto no cabe en el currículum. En el currículum hay información en bruto que cada cual puede leer para sacar sus propias conclusiones. Sin embargo aquí tienes una oportunidad para hacer tu propio análisis y mostrar las conclusiones que te gustaría que tus reclutadores y reclutadoras sacasen al revisar tu documentación.
Explica cuáles son tus fortalezas para el puesto, de dónde salen, y cómo compensan las debilidades que -sin duda-, también tienes. Demostrar que conoces tus debilidades, que eres consciente de que necesitarás apoyo o más trabajo con ellas, y que por ello no son motivos para rechazar tu candidatura, es la manera de mostrarte como alguien con autonomía, ganas de crecer y capacidad de superar problemas.