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Violencia de género en crisis humanitarias
- Página actualizada el26 de febrero de 2025

Se estima que un tercio de las mujeres experimentan o experimentarán algún tipo de violencia sexual o de género a lo largo de su vida. Es más, en mujeres de edad reproductiva, la violencia causa más muerte y discapacidad que el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y las guerras, juntos. Además, para millones de niñas y mujeres, el riesgo de violencia de género en crisis humanitarias es aún mayor. En estos contextos la desigualdad existente se cruza con las consecuencias de conflictos, desplazamientos forzados y pérdida de las redes de soporte y protección social. En estos entornos incluso pueden emerger nuevas formas de violencia sexual y de género. Por ello es necesario abordar multisectorialmente la violencia de género, tanto desde la prevención a diferentes niveles, como desde el apoyo a las supervivientes.
Tabla de contenidos:
¿Por qué se produce la violencia de género en crisis humanitarias?
Naturaleza de la violencia de género
La violencia de género es un término que engloba cualquier acto dañino perpetrado contra una persona sobre la base de las diferencias socialmente atribuidas de género entre hombres y mujeres. El daño puede producir sufrimiento físico, sexual o mental y en ocasiones puede estar relacionado con actos de amenaza, coerción y privación arbitraria de libertad. Incluye diferentes tipos de violencia sexual, violencia doméstica y otros tipos de violencia como el matrimonio forzado (y precoz) o la mutilación genital femenina. El perpetrador (generalmente un hombre) la usa para controlar, humillar y dañar. Afecta principalmente a las mujeres (incluyendo niñas y adolescentes), y por ello a menudo se equipara con el término «violencia contra las mujeres».
La violencia de género es una violación de los derechos humanos, enraizada en la desigualdad de género. Puede ocurrir en espacios públicos, pero también en la privacidad de la familia o una relación de pareja. Sin embargo, no es un problema «familiar» o privado. Es una lacra con factores de riesgo individuales, interpersonales, comunitarios y de la sociedad por completo. Además, es un un limitante para el desarrollo socioeconómico de familias, comunidades y sociedades enteras. También constituye un serio problema de salud pública para millones de mujeres y niñas, la mayoría de las cuales no revela el sufrimiento que padecen ni busca ayuda, quedando invisibilizado a pesar del dolor que causa.
Causas y factores determinantes de la violencia de género en contextos humanitarios
En una crisis humanitaria compleja, la desigualdad entre hombres y mujeres aumenta, al mismo tiempo que aumenta la inestabilidad y la violencia para todos y todas. Como resultado, ellas se ven expuestas a muchas más formas de violencia sexual y de género.
Por una parte, en contextos humanitarios aumenta el riesgo de agresiones sexuales y violaciones para mujeres y niñas. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando para ir a recoger agua, leña o alimentos deben entrar en zonas inseguras. Además, en conflictos es habitual el uso de la violación y agresión sexual hacia mujeres y niñas como un arma de guerra, por soldados y combatientes de grupos armados. Sin embargo, la violencia sexual y de género no es siempre externa. En muchas ocasiones, esta se origina y desarrolla dentro de la pareja o matrimonio y la familia: la violencia doméstica también aumenta en contextos humanitarios. Esto en ocasiones ocurre como consecuencia de la pérdida de empleos y estatus social de los hombres de la familia. Es así sobre todo en entornos marcados por roles tradicionales de género en los que la violencia doméstica está normalizada.
Por otra parte, en las crisis humanitarias en ocasiones la violencia sexual es el resultado del sexo transaccional, en ocasiones como medio para sobrevivir en medio de la adversidad. En estos casos se produce una explotación de la persona vulnerable (en ocasiones menor de edad), forzada a intercambiar relaciones sexuales por dinero, bienes, protección o incluso comida. En estos casos, incluso cuando las personas son mayores de edad, no hay un consentimiento real, ya que se ven forzadas a realizar esta transacción para su supervivencia o la de sus familias. La consecuencia de esta explotación sexual puede ser el tráfico de personas para su explotación y esclavitud sexual o el matrimonio forzado y precoz.

Tipos de violencia de género en crisis humanitarias
Algunos actores humanitarios clasifican la violencia de género en seis tipos básicos
Estandarizar los tipos de violencia de género es un problema complejo. Durante años, cada institución y actor humanitario ha utilizado su propio sistema de clasificación y definiciones, lo que lleva a numerosas complicaciones e imprecisión en el manejo de datos. Por este motivo, UNFPA, IRC y UNHCR desarrollaron una clasificación en 6 tipos de violencia de género según el acto específico de violencia y sin superposición entre ellas:
- Violación. Es la penetración no consensual de la vagina, el ano o la boca con el pene u otra parte del cuerpo, e incluso con objetos.
- Agresión sexual. Equivale a toda forma de contacto sexual no consensual sin penetración. Esto incluye intentos de violación, besos y toqueteos no deseados. Dentro de esta categoría se puede incluir también la mutilación genital femenina.
- Agresión física. Esto incluye actos de violencia física que no son de índole sexual, como golpear, asfixiar, cortar o quemar, entre otros.
- Matrimonio forzado. Es, evidentemente, el matrimonio de una persona contra su voluntad.
- Denegación de recursos, oportunidades o servicios. Esto puede incluir, por ejemplo, una mujer a quien su pareja íntima o miembro de la familia le sustrae sus ganancias, o le impide poder trabajar, o utilizar anticonceptivos. También puede incluir una niña a la que se le impide acceder a la educación u otros servicios sociales.
- Maltrato psicológico o emocional. Este tipo de violencia incluye las amenazas de violencia física o sexual, la humillación, el aislamiento forzoso, el acoso, la destrucción de objetos de valor sentimental, etc.
Existen otros tipos de violencia de género, no básicos, que también requieren análisis
Hay otros tipos de violencia, que pueden encuadrarse en uno o varios de los actos específicos anteriores. Están determinados por quién perpetra la violencia y en qué contexto, la edad de la persona agredida, o la repetición sostenida en el tiempo de la violencia, por ejemplo. Incluyen:
- Violencia por parte de la pareja (intimate partner violence, o violencia doméstica). Este tipo de violencia la perpetra siempre una pareja o una ex-pareja (generalmente un hombre). El agresor suele tener un patrón de conducta abusiva para someter, dominar y controlar a otra persona (generalmente una mujer), en un ciclo continuo de violencia que incluso llega a culpabilizar a la víctima. Es muy frecuente. De hecho, se estima que entre el 38% y el 50% de todos los asesinatos de mujeres se cometen por sus parejas o ex-parejas. Además, tiene profundas raíces en normas sociales y de género, según las cuales se considera aceptable que el hombre pueda agredir, amenazar, intimidar, coaccionar, castigar, humillar, e incluso penetrar sin consentimiento (violar) a su mujer.
- Abuso sexual de menores. En este caso, también puede encajar con varios actos específicos de violencia, cometidos contra un niño o una niña. Esto en ocasiones ocurre en el marco de la violencia doméstica, a modo de violencia vicaria. De este modo, el abusador usa la violencia contra los hijos o hijas de la pareja como táctica de sometimiento y control.
- Matrimonio precoz. En este caso, el matrimonio afecta a un niño o niña. Esto en ocasiones ocurre de forma ilegal, pero también amparado por excepciones (en ciertos países solo es necesario el consentimiento paterno) o por las normas religiosas y tradicionales de una comunidad.
- Explotación sexual y sexo transaccional.
- Esclavitud sexual.
- Practicas tradicionales perjudiciales. Estas prácticas se definen por valores sociales, culturales y religiosos.
Prevención de la violencia de género en crisis humanitarias
La prevención de la violencia de género en crisis humanitarias requiere el compromiso de todos los actores humanitarios, desde sus diferentes sectores de intervención y áreas de acción. Todos pueden contribuir a prevenir y mitigar el sufrimiento causado por la violencia de género. Después de todo, la violencia de género en crisis complejas puede verse determinada por aspectos fundamentales como la organización de los campamentos de personas refugiadas, la implicación de niñas y adolescentes en el diseño de programas de protección, las capacidades del personal educativo en centros escolares, el diseño de los programas de transferencias monetarias, el acceso a servicios de salud con privacidad y calidad, la disponibilidad de programas de empoderamiento económico para mujeres, la disponibilidad de información sobre violencia de género en espacios como aquellos dirigidos a la protección de la lactancia, el acceso a agua, saneamiento y productos de higiene menstrual con seguridad, etc.
Además, deben adoptar un enfoque de protección, evitando exponer a mujeres y niñas a riesgos y daños adicionales, resultado de una acción humanitaria irresponsable.
La ONU propone siete estrategias de prevención de la violencia contra las mujeres

- Fortalecimiento de habilidades para las relaciones. Consiste en mejorar las habilidades de las personas para la comunicación interpersonal, la gestión de conflictos y la toma de decisiones compartidas. Incluye talleres grupales que promueven las relaciones igualitarias, y terapia de parejas para la convivencia sin violencia.
- Empoderamiento de mujeres. Se pretende ayudar a que mujeres y niñas desarrollen su confianza en sí mismas y sus habilidades de negociación y asertividad. Además, se fomenta la autonomía de las mujeres y se reduce su dependencia económica de otros.
- Servicios garantizados. Se pretende apoyar a supervivientes de violencia y evitar episodios adicionales, con servicios sociales, legales, de salud y de policía.
- Reducción de la pobreza. La evidencia demuestra que la pobreza aumenta el riesgo de violencia de género, y disminuye las capacidades de servicios sociales y sistemas legales. Por ello, programas de transferencias monetarias, fomento del ahorro, préstamos, emprendimiento, actividades generadoras de ingresos y empleabilidad dirigidos a mujeres pueden contribuir a su prevención.
- Entornos seguros. Se busca hacer que escuelas, lugares de trabajo y otros espacios públicos sean espacios seguros y libres de violencia y miedo para niñas y mujeres.
- Prevención del abuso infantil y a adolescentes. Esta estrategia, muy vinculada a enfoques de desarrollo infantil, pretende contribuir a establecer relaciones positivas en la familia, sin castigos corporales.
- Transformación de actitudes, creencias, valores y normas. Desafiar las normas y creencias en torno a lo que significa ser hombre o mujer, los roles o privilegios que deben tener, o la manera en la que se percibe la violencia es clave para que su aceptabilidad disminuya.
En conflictos y crisis complejas, además, es preciso tomar otras consideraciones adicionales
Durante años se ha alimentado el mito de que la violencia sexual es inevitable en conflictos; de que es prácticamente un daño colateral. Sin embargo, esto no es cierto ni justo. Por ello, desde el año 2008, numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas han rebajado a cero la tolerancia a la violencia de género en crisis humanitarias vinculadas a conflictos. Estas resoluciones, además, reconocen que la violencia sexual en estos contextos se usa como arma de guerra, tortura, terrorismo y represión política. En ocasiones incluso son instrumentos para limpiezas étnicas y control social.
Por ello esta violencia debe visibilizarse, entenderse como evitable, y motivar respuestas proactivas sensibles al conflicto. Esto requiere ir más allá de las estrategias ya planteadas, y abordar también otras. Esto incluye el desarme y control de armas, la reducción del gasto militar (y la inversión en servicios sociales y de apoyo), medidas legales para perseguir y sancionar crímenes y exigir responsabilidad a los culpables, o velar por los derechos de las personas traficadas o en centros de detención, entre otras prioridades.
Abordaje multisectorial de la violencia de género en crisis complejas
Existen estándares mínimos para la respuesta a la violencia de género en crisis humanitarias
Entre las muchas herramientas y documentos de referencia para el abordaje de la violencia de género en crisis humanitarias, hay dos que son de especial importancia. Estos establecen los elementos mínimos que deben tener los programas de acción humanitaria y en la transición a la post-emergencia para el apoyo a las supervivientes.
Por una parte, existen 16 estándares mínimos para la prevención y la respuesta a la violencia de género en emergencias. Estos estándares están divididos en tres grupos. Primero, tres estándares básicos determinan una serie de principios, e incluyen lo relacionado con la confidencialidad, seguridad, no discriminación, dignidad y derechos de las mujeres y niñas, su participación y el empoderamiento en las acciones, y el apoyo y cuidado del personal del programa. Segundo, otros diez estándares ofrecen orientación práctica para programas de respuesta a violencia de género en crisis humanitarias, e incluyen el abordaje multisectorial desde la salud, la protección social, la seguridad, la justicia o la asistencia legal. Tercero, hay otros tres estándares más dirigidos a orientar procesos críticos de estos programas, como la coordinación, el manejo de datos, o su monitoreo y evaluación.
Por otra parte, existe un paquete de servicios esenciales que debe servir de referencia para la transición y recuperación post-emergencia. Algunos de estos elementos pueden ser demasiado ambiciosos para su aplicación viable en la recuperación temprana más inmediata, pero otros pueden ir introduciéndose paulatinamente.
Los servicios de salud permiten prestar atención esencial a supervivientes de violencia sexual
En muchos casos, diferentes tipos de violencia sexual y de género terminan en heridas y lesiones. Sin embargo, esto no es todo. Las mujeres y niñas supervivientes de violencia de género tienen un riesgo elevado de infecciones de transmisión sexual y VIH/SIDA, así como embarazos no deseados. Por ello la asistencia sanitaria a violaciones y agresiones sexuales debe incluir no solo tratamiento de las heridas y lesiones, sino también prevención y tratamiento para infecciones de transmisión sexual, y anticoncepción de emergencia.
Es también clave abordar las consecuencias de la violencia sexual y de género en la salud mental de las supervivientes. Muchas pueden beneficiarse de primeros auxilios psicológicos y de apoyo emocional y psicosocial, así como de sentirse comprendidas por profesionales en quien confíen. En los casos en que se desarrollan problemas de salud más severos como depresión, estrés post-traumático, ansiedad o ideas suicidas, estas personas pueden requerir una atención más especializada que debe estar disponible.
El personal sanitario debe estar adecuadamente formado para poder detectar posibles casos de violencia de género y proporcionar una atención adecuada. Además, deberán poder conectarlas con otros servicios de salud como planificación familiar, atención segura al aborto, atención prenatal, atención psicosocial, o salud e higiene menstrual. Desde los servicios de salud también puede ser necesario facilitar referencias a servicios sociales y de protección, o de asistencia legal.
Los servicios sociales y de protección abogan por la seguridad de las supervivientes
En contextos humanitarios hay pocas opciones para que mujeres agredidas abandonen a sus agresores: carecen de recursos y tienen sus movimientos limitados. Además, puede que muchas mujeres en esta situación ni siquiera se planteen la posibilidad de huir o pedir ayuda, por haber normalizado la violencia o por el miedo a la persecución y represalias de su agresor. Por estos motivos, la existencia de espacios seguros accesibles solo para mujeres y niñas puede jugar un papel clave.
La asistencia social, por lo general, comienza con una evaluación de la situación de seguridad, las circunstancias que incrementan el peligro, y el riesgo de que la violencia aumente. Además, deben identificarse estrategias que le permitan ponerse a salvo en las situaciones más peligrosas. La información también puede ayudar a la superviviente a entender la dinámica de la violencia y sus propias reacciones, por ejemplo, en casos de matrimonio precoz inminente. A veces en estos casos la menor no entiende los riesgos y necesita información adecuada ofrecida con sensibilidad.
En ocasiones, las supervivientes piden apoyo para la mediación con el agresor, bajo el amparo de familias, comunidades y líderes religiosos o tradicionales. Sin embargo, la mediación suele esconder la violencia en el ámbito privado, bajo normas sociales injustas que otorgan el control y el poder sobre la persona agredida al abusador, que no cesa la violencia. Por ello, la gestión de casos debe ofrecer alternativas que aboguen por la seguridad de la persona superviviente. Los planes de respuesta pueden considerar recursos como casas de acogida, seguridad policial, reubicación, kits de productos básicos, asistencia económica, medios de vida, y conexión con servicios de salud, de apoyo psicosocial y legales. Tras unas medidas iniciales, más adelante se podrá pasar a otros servicios de protección a largo plazo.
Los servicios judiciales y policiales deben proteger los derechos de las personas
La protección legal es esencial para que las mujeres supervivientes puedan ejercer sus derechos, y que los perpetradores de de violencia respondan ante la justicia. Sin embargo, los sistemas de justicia en contextos de refugio pueden ser complejos, con múltiples fuentes de derecho, incluyendo las de los países de origen y asilo. Los mecanismos para navegar estos sistemas pueden ser también complejos, siendo de gran ayuda organizaciones locales que ofrezcan asistencia legal. Estas organizaciones deben estar, además, bien conectadas con los actores de protección y soporte social y los servicios de salud.
En este sentido, los actores humanitarios también deben jugar un rol que va más allá de proporcionar apoyo legal y acceso físico. Deben trabajar por asegurar que todos los actores judiciales y sus marcos legales protejan los derechos de las supervivientes. Esto puede requerir abordar también actitudes y prácticas nocivas de sus profesionales.
Algunos grupos específicos de personas pueden necesitar una asistencia adaptada
En muchas sociedades, y especialmente entre poblaciones desplazadas y afectadas por emergencias, personas que se identifican como gays, lesbianas, bisexuales, transgénero, intersexuales o queer (LGTBIQ+) tienen más riesgo de violencia. A menudo sufren discriminación o son agredidas por su orientación sexual o identidad de género. También pueden tener barreras adicionales para acceder a servicios, por sentimientos de culpa o miedo a maltrato, estigma o violencia. En contextos humanitarios, además, dada la escasez de medios, puede haber una absoluta falta de servicios especializados que atiendan sus necesidades. Por ello, a la hora de proporcionar atención a supervivientes de violencia sexual y de género es necesario hacerlo con la actitud apropiada. Esto requiere habilidades de escucha, una adecuada formación, y actitudes de empatía libres de prejuicios. La seguridad de estas personas puede ser especialmente difícil de garantizar si las identidades LGTBIQ+ están criminalizadas, o si los servicios públicos están impregnados de homo/bi/transfobia.
Los hombres y niños heterosexuales también pueden tener un mayor riesgo de violencia sexual en crisis humanitarias. Pueden ser supervivientes de agresiones sexuales, generalmente cometidas por otros hombres, en contextos de violencia étnica y conflicto armado. Los supervivientes pueden tener miedo de buscar atención sanitaria o asistencia social al temer discriminación y humillación. Es más, pueden tener riesgo de sufrir violencia adicional, si su agresión sexual se conoce. Requieren por ello también protección y asistencia.
Las personas con discapacidad también enfrentan problemas, riesgos y barreras específicas relacionadas con la violencia de género. Dependiendo del tipo de discapacidad, al encontrarse en una situación de crisis humanitaria pueden estar particularmente discriminadas o aisladas, con insuficiente soporte social, y expuestas a abusos de todo tipo. En ocasiones, además, pueden tener una relación de dependencia con la persona que perpetra la violencia, restringiendo su acceso confidencial a servicios sociales y de salud.
Salud sexual y reproductiva
Enlaces externos
- GBVIMS. Gender-Based Violence Information Management System.
- UN, 2022. Stop Rape Now. Framework for the prevention of conflict-related sexual violence.
- UNFPA, 2022. Addressing Gender-Based Violence Across Contexts: Gender-Based Violence Interagency Minimum Standards and the Essential Services Package for Women and Girls Subject to Violence.
- Women’s Refugee Commission, 2022. Evidence on the Use of Cash and Voucher Assistance to Prevent and Respond to Gender-Based Violence in Humanitarian Settings.
- WHO, 2021. Violence Against Women Prevalence Estimates, 2018.
- Stark, 2021. Gender-based violence against adolescent girls in humanitarian settings: a review of the evidence.
- WHO, 2020. Clinical management of rape and intimate partner violence survivors: developing protocols for use in humanitarian settings.
- UNFPA, 2019. The Inter-Agency Minimum Standards for Gender-Based Violence in Emergencies Programming.
- WHO, 2019. RESPECT women – Preventing violence against women.
- GBVIMS, 2017. Inter-agency Gender Based Violence Case Management Guidelines. Providing care and case management services to gender-based violence survivors in humanitarian settings.
- IASC, 2015. Guidelines for Integrating Gender-Based Violence Interventions in Humanitarian Action: Reducing risk, promoting resilience and aiding recovery.
- UN Women, 2015. Essential Services Package for Women and Girls Subject to Violence.
- WHO, 2014. Health care for women subjected to intimate partner violence or sexual violence: a clinical handbook.