
En el nuevo informe, Global Health 2050: the path to halving premature death by mid-century, sus autores proponen un ambicioso objetivo. Plantean que, priorizando 15 problemas prioritarios de salud, los países pueden reducir al 50% las probabilidades de morir antes de los 70 años para el 2050, tomando como referencia los niveles de 2019. Pese a lo ambicioso de la idea, sin embargo, sorprende que el bajo peso al nacer, la desnutrición aguda y la desnutrición crónica en menores de 5 años son completamente ignoradas. ¿Cómo es posible?
Guiando la inversión en salud global, desde 1993 hasta hoy
Este nuevo informe no es una idea aislada ni nueva. Ya en 1993, Dean T. Jamison (un influyente experto mundial en economía de la salud) y Lawrence Summers (economista jefe del Banco Mundial), publicaron uno de los principales informes de la historia de la salud global. Se trataba del World Development Report 1993: Investing in Health del Banco Mundial. Este importantísimo documento, destinado a los ministros de finanzas y donantes internacionales, planteaba que invertir de forma estratégica en intervenciones coste-efectivas para enfermedades que tenían una alta carga podía mejorar los resultados en salud rápidamente, además de impulsar la economía.
Veinte años después, en 2013, estos mismos autores lideraron la Lancet Commission on Investing in Health y publicaron Global Health 2035, consolidando su enfoque. Más tarde, en 2018, lanzaron otro informe similar. Esta vez estaba centrado en la cobertura universal de salud y su importancia. El informe que publican ahora, en 2024, llega apenas seis años después, como reacción a los rápidos cambios que están ocurriendo en el mundo. Consideran que hay que revisar su propuesta considerando el impacto actual del cambio climático, el resurgir de muchas infecciones, y el impacto de epidemias como la de COVID-19. También creen que hay otros factores clave que obligan a repensarlo todo: el auge de los populismos y el estancamiento en el progreso hacia la cobertura sanitaria universal.
Un nuevo informe en 2024: Global Health 2050
Proponen centrarse en 15 prioridades de salud para reducir las muertes prevenibles
El camino que proponen para reducir a la mitad la probabilidad de morir antes de los 70 años es priorizar 15 condiciones de salud prioritarias, de forma modular. En los países con mayor probabilidad de mortalidad prematura, estas prioridades se centran en las enfermedades infecciosas y problemas de salud materna. Así, las 8 prioridades de esta categoría son las condiciones neonatales, las infecciones respiratorias bajas, las enfermedades diarreicas, el VIH/SIDA, la tuberculosis, la malaria, enfermedades infecciosas infantiles prevenibles con vacunas (como el sarampión, la tosferina, la difteria, el tétanos y la polio), y condiciones maternas de salud.
Junto a esas 8 prioridades, se plantean 7 más, relacionadas con traumatismos y enfermedades no transmisibles. Estas se plantean como prioritarias en los países donde la mortalidad prematura es menor. Estas son las enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas, la diabetes, los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos, las enfermedades no transmisibles vinculadas a infecciones (como hepatitis o papilomavirus), las enfermedades no transmisibles ligadas al tabaquismo (como EPOC y cáncer de pulmón), las lesiones por accidentes de tráfico y el suicidio.
Entre estas prioridades, apenas se habla de la nutrición, y solo en niños y niñas mayores
No sería justo decir que la nutrición esté completamente olvidada en el informe Global Health 2050. Los autores mencionan (aunque tímidamente) intervenciones como la suplementación con micronutrientes o la importancia de los comedores escolares. Sin embargo, no centran su análisis del problema en el periodo del embarazo y los primeros cinco años de edad de vida. Se focalizan en «los siguientes 7000 días» que llegan hasta los 19 años de edad. Los motivos que dan son claros: aluden a que la edad temprana no es el único periodo de vulnerabilidad. El periodo de 5 a 19 años es también un periodo crítico de desarrollo y crecimiento que frecuentemente es olvidado. Son unos años en los que se producen importantes cambios emocionales, físicos, conductuales y hasta relacionados con la salud mental futura.
Al centrar el análisis en la reducción de la probabilidad de muerte prematura, la franja de los cinco a los 19 años de edad cobra un peso que no suele tener en otros análisis. Lo preocupante, sin embargo, es que esto desplaza al periodo que va de la gestación a los 5 años de edad, un periodo clave en el que estos mismos niños y niñas enfrentan importantísimos riesgos físicos, mentales y emocionales..
El propio autor de el informe Global Health 2050 publicó, en 2006, otro importantísimo informe del Banco Mundial, titulado Disease Control Priorities in Developing Countries. En este informe se destacó que la desnutrición infantil incrementaba la vulnerabilidad frente a enfermedades como la neumonía, la diarrea o la malaria y que contribuía significativamente a la mortalidad infantil. Es más, se estimó que eliminar la desnutrición podría evitar hasta el 53% de las muertes en menores de cinco años. ¿Cómo puede desaparecer esto del mapa, tan solo unos años después?
No podemos ignorar la malnutrición en menores de 5 años
La malnutrición no es un problema ajeno a la salud global. No se puede limitar el entendimiento de la malnutrición en cualquiera de sus formas a un problema de salud humanitaria, para contextos de conflictos y desplazamiento. Las intervenciones de acción humanitaria no pueden llegar a paliar un problema que necesita inversión sostenible y cooperación internacional para el desarrollo. Por otra parte, tampoco se puede ver la malnutrición como un problema solo de inseguridad alimentaria. La malnutrición es multicausal y su abordaje, por tanto, debe ser multisectorial. Es más, la integración de servicios de nutrición en los sistemas de salud, con una fuerte base de atención primaria y movilización comunitaria, es clave.
Aunque utilizar la probabilidad de muerte prematura como indicador principal del informe tiene ventajas, también tiene unos enormes riesgos. Uno de ellos es darle la misma importancia a una muerte que ocurre a los 65 años que una muerte que se produce a los 4 años. Sin embargo, las muertes a edades tempranas resultan en una mayor pérdida de años de vida potenciales. Además, subestimar la importancia de las muertes más tempranas es subestimar los problemas de salud de los países más pobres, donde estas muertes tempranas son más frecuentes.
No se puede perder de vista la equidad y la justicia con la excusa de la globalidad. Tampoco se puede desincentivar la inversión en la lucha contra la malnutrición. Invertir en salud requiere, precisamente, no dejar escapar la oportunidad de seguir abordando, y con más fuerza que nunca, todos los determinantes sociales del hambre.
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Enlaces externos
- Jamison, 2024. Global health 2050: the path to halving premature death by mid-century.
- Ritchie, 2024. Half of all child deaths are linked to malnutrition.
- IHME, 2024. Global Burden of Disease 2021.
- World Bank, 2006. Disease Control Priorities in Developing Countries.
- World Bank, 1993. World Development Report 1993: Investing in Health.