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Humanitarismo y acción humanitaria

Humanitarismo y acción humanitaria
Foto: Bruno Abarca

¿Qué significa humanitarismo? ¿Y qué significa acción humanitaria? ¿Cuál es su objetivo y propósito? Bajo una misma base ética fundamentada en el principio de humanidad, el imperativo humanitario, y el respeto a los derechos de las personas afectadas por desastres y emergencias humanitarias, han surgido diferentes maneras de entender la acción humanitaria.

La acción humanitaria clásica, a lo largo de su historia y evolución, se ha ido transformando y adaptando a las crisis humanitarias complejas y a los cambios contextuales geopolíticos. Hoy, sin embargo, y aunque algunas características siguen vigentes más de un siglo después de su origen, se demanda una acción humanitaria que se desligue de su pasado colonial y se adapte a las nuevas realidades.

El humanitarismo es una apuesta radical por la vida y los derechos de las personas

La ideología del humanitarismo ofrece la base ética para la acción humanitaria

El humanitarismo es una ideología basada en el principio de humanidad: todas las vidas humanas valen lo mismo. Por tanto, es fundamental actuar para asistir a las personas que sufren y proteger su dignidad y derechos. Este planteamiento, sin embargo, choca con la manera en la que el orden mundial tolera y acepta como válidas las continuas atrocidades que causan la eliminación de una parte de la población, como efecto colateral de la civilización y sus avances. 

La propuesta del humanitarismo es una apuesta ideológica incondicional por ayudar a quienes el sistema deja atrás. Se pone del lado de las víctimas de los conflictos, la injusticia, la desigualdad y la indiferencia. Sobre esta base teórica se construyen los principios de la acción humanitaria. El fundamento ético del humanitarismo justifica intervenir con acción humanitaria en medio de la violencia, el caos y el hambre, allí donde la sociedad y la política fracasan en la protección de las vidas humanas. 

La acción humanitaria es una manera de aplicar y hacer operativos los principios del humanitarismo. Esta manera de expresar el humanitarismo se  basa en acciones e intervenciones que persiguen el imperativo humanitario.

¿Qué es el imperativo humanitario?

El imperativo humanitario establece la obligación de actuar para prevenir y aliviar el sufrimiento humano causado por desastres o conflictos armados. Basado en el humanitarismo, es un principio ético fundamental en el derecho internacional humanitario. 

El imperativo humanitario queda reflejado en la Carta Humanitaria, redactada en 1997 por profesionales de múltiples organizaciones humanitarias que recogieron el consenso de todas ellas. Este documento no se limita a ver la asistencia humanitaria como un acto de caridad, sino que expresa la convicción de que todas las personas afectadas por un desastre o conflicto tienen derecho a recibir asistencia humanitaria y protección. En respuesta a este derecho, la comunidad internacional tiene el deber de actuar.

El humanitarismo y los derechos humanos en emergencias humanitarias

El humanitarismo no se centra solo en el alivio inmediato de necesidades puntuales, sino que reconoce también los derechos de las personas afectadas por un desastre o emergencia humanitaria. Estos derechos están recogidos en múltiples disposiciones del derecho internacional humanitario, los derechos humanos y el derecho de las personas refugiadas. Se pueden resumir en tres: el derecho a vivir con dignidad, el derecho a recibir asistencia humanitaria, y el derecho a la protección y a la seguridad. 

El derecho a vivir con dignidad

Este derecho incluye el derecho a la propia vida, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a un nivel de vida adecuado. La dignidad también requiere respeto a individuos y comunidades, así como a sus valores, creencias y derechos humanos. 

Para defender este derecho la acción humanitaria debe esforzarse por escuchar y tratar de entender lo que las personas afectadas por una crisis humanitaria compleja tienen que decir, y abrirse a su participación. Además, y en línea con la Norma Humanitaria Esencial, la acción humanitaria debe poner a las personas como sujetos activos en el centro, siendo transparente en su comunicación con ellas, justa en el trato, responsable con su imperativo humanitario y principios, y respetuosa con el valor que cada ser humano tiene por el hecho de ser persona.

El derecho a recibir asistencia humanitaria

En ocasiones, la asistencia humanitaria es indispensable para garantizar el derecho a vivir con dignidad. En esos casos, la acción humanitaria es la única vía posible para lograr que las personas afectadas por una crisis humanitaria tengan acceso a alimentos y agua en cantidad y calidad suficientes, vivienda adecuada, y medios necesarios para mantener la salud. Por ello, cuando un Estado no puede garantizar el derecho a vivir con dignidad a su población, debe permitir que otros actores humanitarios tengan acceso a ella, bajo el principio de imparcialidad y sin discriminación de ningún tipo.

Este derecho se ve frecuentemente amenazado en los conflictos y crisis complejas, por el efecto de los intereses geopolíticos. Por ejemplo, los Estados pueden priorizar para la asistencia humanitaria unos u otros contextos según su propia agenda y prioridades estratégicas, y no las necesidades de las personas afectadas. Además, las partes implicadas en un conflicto también pueden limitar el acceso humanitario de las organizaciones que les resultan incómodas, instrumentalizar la ayuda humanitaria, e incluso emplear lenguaje humanitario para justificar intervenciones militares para las que este derecho es, como mucho, secundario y accesorio.

El derecho a la protección y a la seguridad

La protección ante la violencia y las amenazas para la vida puede resultar especialmente importante para las personas refugiadas y desplazadas internamente. Cuando esta necesidad sobrepasa la capacidad de un Estado, también debe buscar asistencia humanitaria internacional. 

En relación con esto, los actores humanitarios han acordado desempeñar una serie de funciones articuladas en cuatro principios de protección. Estos principios están íntimamente relacionados con los derechos de las personas que la acción humanitaria contribuye a defender, los principios humanitarios y la Norma Humanitaria Esencial para la calidad y la rendición de cuentas.

El humanitarismo abarca muchas formas de hacer acción humanitaria

La base ética del humanitarismo es el punto de partida para la aplicación de muchas formas de entender la acción humanitaria. Partiendo del análisis de sus éxitos y fracasos, de la experiencia de sus contradicciones y de la continua adaptación a los contextos humanitarios y los desafíos que encuentra en su camino, la acción humanitaria se transforma continuamente

No hay una única forma de acción humanitaria. Hay muchas, tantas como las múltiples direcciones en las que la acción humanitaria ha ido evolucionando a lo largo de su historia, así como según la cultura organizacional y la visión de los diferentes actores humanitarios, que son vivos, experimentan cambios y se adaptan a ellos de maneras distintas. 

La acción humanitaria "clásica" y su legado en la acción humanitaria "moderna"

El modelo de la acción humanitaria que surgió tras la batalla de Solferino en 1859 se basaba en el abordaje excepcional de las necesidades de las personas afectadas por emergencias bajo el paraguas de los principios humanitarios básicos de humanidad, imparcialidad, neutralidad, e independencia. Bajo esta manera de entender la acción humanitaria, en medio de una normalidad continua se producía una ruptura puntual causada por una emergencia específica, ante la que había que movilizarse y responder.

De este planteamiento inicial se han heredado muchísimas características que hoy continúan siendo una piedra angular de la acción humanitaria de finales del siglo XX y principios del XXI. Estas incluyen los principios humanitarios, el poder del Norte Global y sus organizaciones en el sistema humanitario actual, e incluso el modelo cíclico de financiación por donantes. 

La acción humanitaria "moderna", como respuesta a las nuevas crisis humanitarias complejas

Con el tiempo, han aparecido características nuevas que han separado aún más las concepciones clásica y moderna de la acción humanitaria. Estas incluyen la profesionalización de la acción humanitaria, su instrumentalización por todo tipo de actores (desde gobiernos a donantes y grupos armados), o la perpetuación de las organizaciones humanitarias. Estas, conscientes de que sus intervenciones pueden aliviar sufrimiento pero no resolver crisis humanitarias con complejas causas políticas, buscan consolidarse, mantener sus operaciones y crecer en capacidad de respuesta.  

A lo largo de esta evolución, muchos actores también han ampliado su visión de lo que debería ser el objetivo de la acción humanitaria, difuminando así la delgada línea roja que en su origen establecía una clara dicotomía entre las intervenciones rápidas de alivio inmediato a corto plazo en emergencias y la cooperación para el desarrollo a largo plazo. El medio plazo ha conquistado una enorme franja de la acción humanitaria en crisis humanitarias prolongadas, que puede contribuir a la recuperación una vez superada la fase aguda de la emergencia, y a aumentar la resiliencia de las comunidades, sociedades y sistemas. Bajo esta óptica ya no se entiende la crisis humanitaria como una situación excepcional, sino como una nueva normalidad que puede durar años, no llegar a revertirse nunca por completo, e incluso volver a deteriorarse por nuevas emergencias humanitarias.

¿Cómo será la acción humanitaria del futuro?

Con los años, y en paralelo al aprendizaje, el crecimiento y las mejoras de la acción humanitaria, el modelo moderno de acción humanitaria también ha dejado al descubierto sus limitaciones y contradicciones.

Por una parte, ha aumentado la brecha que separa las realidades locales de las grandes organizaciones internacionales que mantienen gran parte del control del sistema humanitario. Hay más distancia, más intermediarios, más burocracia y más ineficiencia. Por otra parte, y a pesar de las muchas narrativas a favor de empoderar a las comunidades y actores locales, los países de rentas altas siguen dominando qué hace la acción humanitaria y cómo lo hace. Muchas voces critican que la acción humanitaria no se ha desligado de la herencia colonial de estos poderes económicos y políticos. Manifiestan también que los esfuerzos por mantener una acción humanitaria apolítica (en apariencia) solo han permitido su total politización por las grandes potencias, resultando en complicidad con un orden mundial injusto que produce más crisis humanitarias complejas que nunca.

Al inicio de la segunda década del siglo XXI, existe un clamor global por que el poder de la acción humanitaria cambie de manos y se descolonice. Se espera además, que este cambio se produzca a la vez que se adopta un enfoque feminista y a favor de la justicia climática. Al mismo tiempo, sin embargo, se experimenta un descenso crítico en el volumen de financiación humanitaria proveniente de las grandes agencias donantes. En respuesta a esto, y aún en medio de una gran incertidumbre, muchas personas expertas insisten en la necesidad, no ya de plantear una enésima reforma superficial, sino de abrir un diálogo que nos permita redescubrir cuál debe ser el nuevo propósito y las prioridades del humanitarismo y la acción humanitaria y redefinir cuál debe ser el nuevo rol de sus diferentes actores.

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